A Alicia le cabe la satisfacción de haber contribuido a salvar una vida. Nadadora de niña, incluso llegó a participar en Campeonatos de España, asegura que no dudó en lanzarse al agua ya que se vio capacitada y también había realizado algunos cursos de socorrismo.
Lamenta que nadie más entrase al mar para ayudarles. "Me quedé afónica de gritar para que alguien más entrara, había gente con los teléfonos sacando fotos, y salí pensando por qué nadie más se tiró, aunque entiendo que si no sabían nadar no lo hicieran", ha explicado.
Entre tres personas, ella, uno de los monitores de los chicos y un surfista que estaba ya en el agua, lograron sacar al único joven que salvó la vida y que ahora se recupera en el Hospital Costa del Sol.
No ha querido fotografiarse para
Marbella24horas, huyendo de cualquier notoriedad pública, aunque sí contar lo que vivió esa fatídica tarde. "Creo que hice lo que debía, aunque no sé si volvería a repetirlo", asegura.
Según su testimonio, todo empezó en torno a las 15:20 horas del lunes. "Estaba tomando el sol y vi jaleo, había un señor con bañador rojo haciendo aspavientos con los brazos al igual que otro chico que salía del agua, pensé que pasaba algo", relata.
En aquel momento, recuerda que miró hacia el mar. "Vi tres cabezas, bastante separadas, y también un chico que estaba haciendo surf", señala.
Otro profesor
De repente, esa persona con el bañador rojo, que "era otro de los monitores de estos chicos turcos", se metió en el agua. "Yo me levanté y me fui hacia el chico que acababa de salir, le pregunté, pero no me entendía, me hizo un gesto con la mano en el cuello, llorando y me mostró la mano con tres dedos".
Ahí decididó lanzarse al mar y nadar hacia la persona que tenía más cerca, a por la que también había ido el monitor. "Nadé rápido, unos 25 ó 30 metros, y cuando llegué este hombre se estaba hundiendo también, le cogí al chico y le saqué la cabeza del agua", señala.
En ese momento, se produjo la intervención del surfista. "Llegó con la tabla y sobre ella apoyamos la cabeza del que se estaba ahogando, recuerdo que tenía los ojos vueltos y los labios morados, estaba en parada".
Su respuesta fue rápida. "Empecé a pegarle puñetazos en el pecho, en mi vida he golpeado tan fuerte a nadie, y echó espuma por la boca, pero llegaban las olas y volvía a quedarse sin oxígeno y le seguí dando golpes", explica.
Entre los dos y con la ayuda también del monitor tiraron del joven turco hacia la orilla, aunque no fue fácil. "Tardamos creo que unos 15 minutos en salir", recuerda, y mientras iban hacia la orilla tuvo tiempo de mirar hacia los lados y ver "otras dos cabezas" y que "nadie iba a ayudarles".
"Yo veía en la playa mucha gente, entre ellos varios policías, empecé a gritar que necesitábamos ayuda, que no podíamos con el cuerpo, pero no sé si me escucharían", señala.
A medida que se acercaban a la orilla, llegó apoyo. "Apareció una chica inglesa y después otra que decía que era socorrista, y un policía con un salvavidas, el único al que vi meterse, y entre los seis logramos salir", detalla.
Acabó agotada
Pese al esfuerzo que había realizado, pensó en volver al agua para ayudar a los otros chavales. "No pude, estaba agotada, me quedé en la orilla y cuando sacaron al segundo tiré de él, le vi la cara y pensé que estaría muerto, me dio pena no poder hacer más".
Alicia recuerda que "también se lanzó el hamaquero, que fue a por otro chico, pero no podía, y luego se debieron meter dos personas más", recuerda entre tanta tensión.
Esta joven, que esperaba pasar un rato tranquilo en la playa antes de entrar a trabajar, asegura que no temió por su vida. "Al día siguiente sí me di cuenta de lo que había hecho, que podría haber corrido peligro, pero en ese momento no lo pensé, he dado cursillos, soy rápida nadando y me tiré".
"No sé si volvería a hacerlo, ahora lo que se me pasa por la cabeza es si podría haber hecho otras cosas, pero no sé si lo repetiría, espero no volver a tener que plantearmelo en una situación similar", asegura.
Gracia a su intervención y junto, principalmente, a la del surfista, el joven turco está vivo. "Me gustaría ir a verlo, espero poder acercarme al hospital un día de estos", señala.
Sobre la playa de La Venus, de la que es habitual, sostiene que "es mala, fea, está llena de piedras y erizos, aunque tampoco he visto corrientes fuertes".
Alicia cree que los chicos turcos "o no sabían nadar o lo hacían muy mal, había corriente pero se podía salir rápido con un poco de esfuerzo". Piensa que esa corriente "los metió hacia adentro y se agobiarían y eso es muy peligroso en el agua y además como eran sordomudos no pudieron pedir auxilio".
En definitiva, una tarde trágica en Marbella que deja gestos como los de esta joven, que no dudó en lanzarse al mar para ayudar a los estudiantes turcos y que contribuyó a salvar la vida de uno de ellos.
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