El juicio, que se sigue en la Sección Segunda de la Audiencia de Málaga, arrancó el pasado día 3 de noviembre y, tras la segunda jornada al día siguiente, ha continuado esta mañana.
En esa sesión han sido protagonistas los testimonios de los médicos forenses, que han trasladado a la sala opiniones contrarias sobre la causa que originó la muerte del ciudadano belga en febrero de 2006. Estas discrepancias ya estaban en el sumario, pero hoy se han expuesto ante el tribunal.
Según los forenses que realizaron la primera autopsia, así como la Real Academia de Medicina de Granada, el fallecimiento tuvo que ver con un delirio agitado debido al consumo y adicción a la cocaína.
Sin embargo, el profesor Luis Frontela, que intervino a instancias de la familia, sostiene que hubo asfixia por sofocación al obstruirle la entrada de aire.
El forense que realizó el levantamiento del cadáver ha señalado ante el tribunal que "aparentemente el hombre tenía roto el tabique nasal". Los médicos que hicieron la autopsia han considerado que se trata de un "caso típico" de delirio agitado.
El informe de la academia de Granada también habla de esta misma causa y descarta la asfixia ya que asegura que la contención violenta del hombre durante su detención fue "concausa necesaria, pero no suficiente".
Y el tercer testimonio, el de Frontela, elaborado para la familia del ciudadano belga, ha servido para discrepar con los dos anteriores, insistiendo en que "pocas personas fallecen" por un delirio agitado, algo que considera no se puede concretar si existió.
En su opinión, hay signos "objetivos" de asfixia y ha recordado que no es necesaria la falta total de aire, sino que basta con que se pueda respirar muy poco.
Recordar que la Fiscalía acusa a uno de los cuatro agentes, no de provocar la muerte al detenido pero sí de excederse en el empleo de la fuerza cuando estaba ya inmovilizado en el suelo.
La acusación particular, que encarna la familia de la víctima, pide penas para los cuatro policías. Uno de ellos consideran que provocó la asfixia mientras que los otros no hicieron nada para evitarlo.
Casi diez años después
Poco antes de las tres de la tarde del lunes 6 de febrero de 2006, agentes del cuerpo local reducían en plena calle a un ciudadano belga que se encontraba muy alterado, por motivos que aún hoy se desconocen.
Tuvieron que hacer uso de la fuerza, quizá excesiva, eso es lo que se juzga ahora, para controlarlo, ya que se trataba además de una persona muy corpulenta.
Lieven Franz Herman de Wilde, de 42 años, vecino de Marbella aunque nacido en Bélgica, falleció durante el forcejeo. Había salido a calle muy nervioso, descalzo, vestido solo con el pantalón del pijama.
El suceso conmocionó a la sociedad marbellí, ya en los últimos instantes de Marisol Yagüe como alcaldesa del municipio, a punto de ponerse fin a una etapa marcada por la corrupción y los escándalos.
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