Como ya ocurriera el día de la romería, de nuevo la lluvia ha querido ser protagonista en los actos relacionados con el patrón de Marbella, al que no ha dado tregua este mes. Durante la noche ya había llovido y la mañana amaneció nublada y amenazante.
Aún así, se decidió que la procesión saliera. Pese al riesgo evidente, las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología reducían al mínimo la posibilidad de precipitaciones, lo que invitaba al optimismo.
Tras la misa, que comenzó a las 11:00 horas, poco a poco se fue formando la procesión hasta que la imagen de San Bernabé, bajo los acordes del himno nacional, salió a la plaza de la Iglesia, en torno a las 12:25 horas.
El comienzo del desfile fue espectacular, con mucho público en las calles. (Foto: J.C.A.)
Mucho público se agolpó en las calles del Casco Antiguo, con sus ramas de romero en las manos, para ver pasar al patrón, en un desfile que fue espectacular en sus inicios, con el acompañamiento musical de la Banda de La Pollinica, que abría el cortejo, y de la Banda Municipal de Marbella, que lo cerraba.
Con la cruz de guía bajando por la calle Arte se produjo un momento espectacular con las decenas de niñas de las academias bailando sevillanas. En ese momento, en torno a las 12:35 horas, empezó a chispear y surgieron los nervios con la aparición de algunas gotas demasiado gruesas. El trono de San Bernabé se detuvo en Puente de Ronda.
Discusiones entre los romeros, que finalmente decidieron acortar el recorrido y continuarlo por la calle Salinas, ya rumbo hacia la iglesia de La Encarnación. Todo el público que esperaba en la avenida Nabéul tuvo que desplazarse o marcharse. Se eliminó también el paso por Ramón y Cajal y el retorno por Estación y la plaza de Los Naranjos.

L
as sevillanas en la bajada de la calle Arte hacia Puente Málaga. (Foto: J.C.A.)
Hubo que ir improvisando sobre la marcha y el primer obstáculo apareció pronto con un camión del butano que estaba aparcado en la calle Trinidad. El conductor no estaba, probablemente haciendo reparto pese a la jornada festiva, y tuvo que ser un policía local el que se pusiera al volante y lo retirara hacia la plaza de la Iglesia.
En esos momentos había parado de chispear y se mantenían las discusiones sobre si la decisión, que ya estaba tomada, había sido la correcta. La procesión se rompió en dos, y mientras la primera parte avanzaba hasta la Encarnación, la otra mitad tardó en arrancar desde Puente de Ronda.
De nuevo volvió a llover, ahora en forma de chaparrón, obligando a mucha gente a resguardarse en el templo, mientras se esperaba la llegada del trono de San Bernabé, rezagado.
Con prisas, los hermanos lo introdujeron en torno a las 13:15 horas en la iglesia, bajo el aguacero, dando por concluida la procesión, con público, ya menos, en la plaza, bajo los paraguas o aguantando la lluvia.
El regreso acelerado por la calle Trinidad, bajo la lluvia. (Foto: J.C.A.)
Lo que había comenzado con gran esplendor se tornó en caos por culpa de la lluvia, que no ha querido que este año se celebraran, por primera vez en mucho tiempo, los actos en honor a San Bernabé.
Ya el día de la romería, el pasado día 1, cayó una
gran tormenta que obligó a anular las actividades en el pinar de Nagüeles, hasta donde se llegó con normalidad. Ahora, en el día grande, también ha deslucido las celebraciones.