En torno a 2.500 personas se han dado cita este domingo por la tarde en el Estadio Municipal de Marbella, en lo que, sin duda, es la mejor entrada de la temporada, solo similar a la que hubo en el partido contra el Cádiz en septiembre, que estuvo en torno a 2.000.
El club había realizado una gran movilización durante la semana, tanto en redes sociales como bajando los precios de las entradas hasta un euro y todo el mundo, además, se implicó en su venta.
Se repartieron localidades en bares de la ciudad, los propios futbolistas colaboraron comprando localidades, y se generó un ambiente importante para que la permanencia no se escapara.
En la zona de preferencia también mucho público y destacaron estas camisetas verdes. (Foto: J.Z.)
La situación no era desesperada, de hecho, aunque el equipo hubiese perdido ante La Hoya Lorca, no habría descendido. Pero en el fútbol todo es posible y lo mejor era contar con el jugador número 12.
El público casi llenó las zonas de preferencia y tribuna, con las banderolas azules y blancas que se repartieron. Hasta 15 minutos después de haber comenzado el choque continuaba entrando gente, y es que hubo colas para acceder, que retrasaron la llegada de muchos aficionados.
En la zona de preferencia estuvo durante la primera parte el alcalde, José Bernal, acompañado por la concejala de Deportes, Blanca Fernández, y el responsable de esta área, Antonio García, entre otros.
El alcalde, José Bernal, y la concejala y el responsable de Deportes, Blanca Fernández y Antonio García.
Durante el descanso se trasladaron al palco para saludar a la directiva y ya que quedaron en esta zona para terminar de ver el encuentro.
Tras el gol de Juanfri el ambiente creció y la afición empezó a disfrutar realmente. Incluso hasta un aficionado con un bombo recorrió la tribuna para arrancar los aplausos de la gente.
En el palco, el presidente Alexander Grinberg, acompañado por el vicepresidente German Pastushenko y el directivo Pavel Aleshin, sufrían tras el tanto del empate de La Hoya Lorca, que volvía a traer incertidumbre.
Afortunadamente, el resto de marcadores favorecían ante una posible derrota, por lo que tampoco se disparon los nervios. Al final, todos pudieron respirar, mientras la afición saltaba al campo para celebrarlo con los jugadores, como en las mejores ocasiones.
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