El conjunto blanquillo ha estado a punto de quedar "K.O" este sábado, en una situación que podría ser ya muy difícil de reconducir, pero cuando peor estaban las cosas ha logrado reaccionar, levantarse de la lona y seguir en la pelea.
Más que el punto que ha sumado, insuficiente ya que obviamente se necesitaban los tres, la importancia de este partido es y tiene que ser anímica. Al concluir el encuentro había sensación de subidón, tanto en la plantilla como entre los aficionados, que hasta han coreado a los jugadores cuando iban abandonando el estadio.
Pese al resultado, ese refuerzo psicológico debe ser clave para conseguir el triunfo en Cáceres, el próximo partido, que se jugará el Jueves Santo a las 12 de la mañana. La victoria se hace cada vez más imperiosa después de haber sumado solo un punto de los últimos quince posibles.
Como parte positiva del encuentro ante el Melilla cabe destacar también el pundonor que pusieron todos los futbolistas, sobreponiéndose a un marcador muy adverso y siendo capaces de darle la vuelta.
Paco Aguza marcó tras un saque de esquina y Añón hizo un auténtico golazo para empatar, todo en menos de dos minutos.
El lituano Verbickas jugó su segundo partido con el equipo desde su llegada. (Foto: J.Z.)
Lo negativo, que continúan los errores defensivos, sobre todo en las acciones a balón parado, que siguen penalizando al equipo. Hasta el primer gol, por ejemplo, el Melilla no había generado casi ocasiones, pero le bastó un balón largo para abrir el marcador a la primera. Y una falta lateral para dejar el choque casi resuelto.
Tiene lógicamente trabajo por delante Loren, aunque poco tiempo porque cada vez hay más prisa. De todas formas, el buen estado anímico con el que han acabado los jugadores el encuentro es un factor que tiene que ser determinante.
Buen papel también el de la afición, que respondió al llamamiento desde el club y acudió en mayor número. En torno a 900 personas hubo en las gradas, entrada que habría que remontarse al inicio de temporada para encontrar una similar. Muchos niños y público joven, que disfrutaron, sobre todo con la segunda parte.
En su primer partido al frente del equipo, el entrenador marbellí introdujo cambios, como era de esperar. En la portería, presencia obligada de Reina por unas molestias de Francis que, aún así, estuvo en el banquillo. Álex Herrera ocupó puesto como extremo zurdo por la ausencia de Jorge Giménez, y volvió Verdú al lateral.
Y, principalmente, dos variaciones, la vuelta de Marcos Ruiz al lateral derecho y la del lituano Ovidius Verbickas, que no había jugado tras su estreno en Cádiz. También retornó su compatriota Edi al centro de la defensa, y repitió como titular Sergio Narváez.
Una jugada en la banda con Añón y Sergio Narváez. (Foto: J.Z.)
La salida del Melilla fue mejor y lanzó cuatro saques de esquina en los cinco primeros minutos. En el segundo de ellos, Guille Roldán remató en el segundo palo y el balón se paseó por el área pequeña, en la mejor ocasión visitante en todo este periodo.
El Marbella fue equilibrando el choque con el paso de los minutos, serenándose y perdiendo los nervios del inicio, hasta que logró inclinar el campo de forma clara hacia la portería del meta Álvaro. Los blanquillos se hicieron con el control y manejaron la pelota, aunque el rival se defendió con mucha seriedad.
Los mejores momentos de juego llegaron en el tramo final de este periodo, con varios acercamientos peligrosos, sobre todo un centro de Álex Herrera desde la izquierda que pegó en la parte superior del larguero (min. 41).
El segundo tiempo fue otro mundo, con un partido alocado, vibrante y que levantó al público de sus asientos por la entrega que puso el equipo. El Melilla adelantó líneas tras la reanudación y en un balón en largo Guille Roldán logró abrir el marcador (min. 54).
El tanto fue un auténtico mazazo para todo el estadio, que se quedó helado pese a la tarde calurosa. Se complicaba mucho el encuentro y, para colmo de males, en una falta lateral Richi se anticipó a Reina y logró el 0-2 (min. 67).
Álex Herrera envió un centro desde la izquierda al larguero. (Foto: J.Z.)
En pleno ambiente de pesimismo, con el equipo hundido y noqueado, todo cambió en un par de minutos. En el 69, Paco Aguza cabeceó un saque de esquina y metió al Marbella en el partido. Y, ni siquiera dos minutos después, Añón se inventó una jugada en la frontal del área y sacó un excelente disparo para hacer el empate en pleno delirio de la grada.
Había tiempo suficiente para culminar la remontada con una victoria y el equipo se desmelenó, con llegadas constantes al área melillense. De todas formas, los norteafricanos no renunciaron a nada y también salían al contragolpe con peligro. El partido era precioso en esta fase, con los equipos dándolo todo.
Pero los minutos fueron pasando. Loren había movido el banquillo tras el gol de Aguza para que entrara Alberto Quiles y también en la recta final metió a Pato. Con toda la carne en el asador no fue posible lograr el triunfo, pero la sensación que deja es resultado es positiva, pese a la necesidad de una victoria.
Quedan siete partidos en los que habrá que seguir luchando y, sobre todo ganando. Este sábado no ha sido posible y se ha desperdiciado el primero de los cuatro partidos que quedaban en casa, lo que obliga a puntuar fuera.
Ficha del partido:
Marbella FC: Reina, Marcos Ruiz, Ramón Verdú, Paco Aguza, Edi, Verbickas, Iosu Villar (Quiles, min. 69), Añón, Guillem (Pato, min. 85), Sergio Narváez y Álex Herrera (Diego Segura, min. 57).
UD Melilla: Álvaro, Juanjo, Pendu (Koeman, min. 67), Nancho, Richi, Hamin, Guille Roldán, David Sánchez, Manolo (Braim, min. 81), Sufián y Nacho Aznar (Ibrahim, min. 93).
Árbitro: Catala Ferrán (catalán). Amonestó a los locales Iosu Villar y Verbickas, y a los visitantes Pendu y Manolo.
Goles: 1-0, min. 54: Guille Roldán. 0-2, min. 67: Richi. 1-1, min. 69: Paco Aguza. 2-2, min. 71: Añón.
Campo: Municipal de Marbella, con cerca de 900 espectadores en las gradas. Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del accidente aéreo en Francia.
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