La remodelación del Faro de Marbella avanza
con lentitud, cuando ya está casi el verano encima y las obras deberían estar terminadas hace bastante tiempo.
A finales del año pasado estuvieron
paradas durante varios meses y, tras retomarse, tampoco se han acelerado demasiado.
Desde hace semanas ha llamado mucho la atención la gran cantidad de
cemento que cubre el entorno del faro y de los dos edificios que tiene anexos.
Supuestamente, iba a ser una superficie ajardinada, pero por el momento es todo lo contrario, lo que ha generado sorpresa en muchos vecinos.
Incluso, la parte más cercana al paseo marítimo se ha llenado de
baldosas junto a lo que parece será un estanque.
Desde el Ayuntamiento, pese a lo que se puede ver, insisten en que será un "espacio verde de litoral" y que el jardín tendrá "una selección vegetal adaptada".
El equipo de gobierno ha presumido esta semana de la plantación de
tres ejemplares de Brachychiton Rupestris, conocido como ‘árbol botella’, una especie que no es originaria de España.
Se caracteriza por su adaptación a
climas secos y su escasa demanda hídrica, que ya se ha utilizado en la plaza Antonio Banderas de Puerto Banús.
El Ayuntamiento insiste en que se plantarán especies que necesiten poco riego, algo que parece obvio ya que tampoco tendrán mucha tierra por la gran cantidad de cemento que se ha esparcido.
La recuperación e integración en el paseo marítimo del Faro de Marbella es un proyecto que la alcaldesa,
Ángeles Muñoz, empezó a prometer en 2017.
Incluso, se llegó a anunciar que empezaría tras el
verano de 2018, cuando la realidad era que por entonces las instalaciones ni siquiera se habían cedido al Ayuntamiento.
No fue hasta los primeros meses de 2020 cuando se cerró el expediente por parte de la
Autoridad Portuaria, que se formalizó con un acto público el 15 de julio de 2020.
En la presentación de los
presupuestos municipales para 2022, Ángeles Muñoz citó la rehabilitación del Faro como uno de los objetivos.
Al final, las obras comenzaron en febrero de 2024 y tenían un plazo de finalización de ocho meses.
La adjudicataria fue la empresa sevillana Aguas, Caminos y Puentes S.L. por un importe de
989.405,61 euros, dinero que aporta la Diputación de Málaga.