La calle Acera de la Marina acoge cuatro restaurantes en su acera norte, que están siendo los principales perjudicados de los trabajos de remodelación que se iniciaron a principios del mes de septiembre, una época aún turística.
Basta con acercarse hasta la vecina calle Miguel Cano, para ver terrazas aún llenas. En cambio, justo al lado, con las obras, dos establecimientos hosteleros han cerrado, uno parece que definitivamente, otro está habitualmente vacío y el cuarto se mantiene con gente, aunque sin terraza.
Y es que para acceder a los dos que siguen en marcha no hay ni siquiera acera, ya que las obras llegan hasta la misma puerta, lo que incomoda a los clientes de una manera importante.
Los empresarios están muy molestos, aunque nadie quiere entrar en polémicas. Durante la reunión que tuvieron con el Ayuntamiento, justo el día antes del inicio de las obras, nadie alzó la voz por temor a represalias que, algunos de ellos, están sufriendo ya en forma de multas.
Insisten en que no se les había avisado del comienzo y que les habían dicho que tendrían un metro y medio para poder poner las terrazas pese a las obras, algo que no ha sido así. Ese espacio existe, pero para pasar, ya sin acerado.
El perjuicio económico que están sufriendo es evidente, con mucho turismo todavía en septiembre, y sostienen que la remodelación podría haber arrancado más tarde.
Pero los plazos establecidos son de cuatro meses, necesarios para terminarl a primeros de año y poder presentar la zona para las elecciones municipales.
Además del cierre de negocios, las obras también han motivado el corte de Padre José Vera, por donde se salía del aparcamiento del Puerto Deportivo Virgen del Carmen. Ahora, hay que circular por el paseo marítimo hasta la playa del Fuerte, y subir por la calle Rafael Aparicio.
Por tanto, hay más tráfico en toda la zona desde el Faro hasta el edificio Marbesol. La intención es que José Vera tenga doble sentido para ser el único acceso al párking.
Aspecto que presenta la calle Padre José Vera. (Foto: J.C.A.)