Ha sido un discurso quizá excesivamente breve, que podría o debería haber adornado con su gran acervo de conocimientos sobre el municipio, por lo que muchos de los asistentes han podido quedarse con cierta insatisfacción.
O quizá ha tenido la duración justa, según se quiera mirar, para no alargarse en exceso ni cansar al público. "No quiero quitarles ni un minuto más de su tiempo", dijo en la despedida.
A la exalcaldesa, Ángeles Muñoz, presente en el acto, seguro que se le hizo muy largo, sobre todo en la parte final en la que le recordó su intención de construir rascacielos y las talas de árboles.
Sin duda, no dejó indiferente a nadie en los diez minutos que ha durado su intervención ante el público. En ella, destacó la importancia de la lucha ciudadana contra los ataques que ha sufrido Marbella.
Y como no podía ser de otra manera, Rafael de la Fuente, un emblema del turismo, se ha centrado en este ámbito, que conoce a la perfección y ha hecho un breve recorrido desde la época de los pioneros hasta la actual.
El que fuera director de hoteles como Los Monteros y de la escuela de la Cónsula, que llegó a Marbella en 1964, inició su discurso con el capítulo de agradecimientos y después elogió la figura del patrón, San Bernabé.
"Es santo por tantos motivos, entre ellos por haber entregado todas sus riquezas a los pobres, y por su amor por los libros y la sabiduría", señaló, y recordó que nació cerca del mar, en la isla de Chipre.
De la Fuente pronunció un pregón corto, sencillo pero con alta carga crítica. (Foto: J.Z.)
Y continuó ya hablando de Marbella, una ciudad "intensamente joven y milenaria al mismo tiempo, sin límites ni fronteras, donde conviven tantas culturas y creencias".
"En esta ciudad bendita hemos aprendido el arte de la convivencia en paz a través del respeto a los demás", dijo, y añadió que "Marbella es única e irrepetible".
Y entró en materia turística. "Cuando llegué a la ciudad siempre tuve claro que sería pronto uno de los destinos turísticos más importantes del mundo", señaló.
Habló de los "pioneros", aunque destacó que quizá no era el término más adecuado para aquellos que impulsaron la ciudad. "Los que hicieron posible los comienzos de aquella Marbella prodigiosa fueron fieles a ese ideal de una Marbella paradisiaca y civilizada, perfecta en lo ético y en lo estético".
Pero aquellos ideales encontraron problemas con los años. Y así llegaron momentos "complicados" con el gilismo. "Vieron en Marbella una colonia, un panal de rica miel, que podía ser esquilmado en provecho propio", dijo.
Manifestaciones
"Abusaron durante demasiado tiempo de la buena fe de los ciudadanos y fueron muchos los que se lanzaron a la calle para defender su ciudad", explicó, y añadió que tuvo el "honor de estar con ellos desde el principo, en la primera manifestación en el Pecho de las Cuevas".
Aquella misma defensa de la ciudad renació hace no mucho con una "nueva amenaza" contra "un gran destino turístico internacional" como fue la idea de construir rascacielos y las "talas no justificadas de arboledas en algunas calles y lugares".
Recordó la tala que "tuvo lugar hace hoy dos años", en alusión a la de la calle Notario Luis Oliver, que comenzó en el primer día de la Feria, y que amenazó "la Marbella que tiene un tesoro en sus ecosistemas urbanos".
El pregón terminó con cuatro vítores: "Viva San Bernabé, viva Marbella, viva Andalucía y viva España". Todo el discurso se puso seguir por parte de personas con discapacidad auditiva gracias a una intérprete de lengua de signos.
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