Melendi ha presentado en Marbella este miércoles
su gira "Cerrando cicatrices", con la que está agotando las entradas allá por donde pasa, como ha ocurrido esta noche en Starlite.
El asturiano, que aún protagonizará
un segundo concierto el 2 de septiembre para cerrar el festival, es un asiduo de la Cantera de Nagüeles, a cuyo auditorio se subía por
sexta vez. La primera fue en 2015.
En esta ocasión ha estado incómodo por
un problema técnico en el funcionamiento de sus auriculares durante el concierto, aunque ha salido airoso, ganándose la complicidad del público en todo momento.
Ha ofrecido lo mejor de su ya largo
repertorio musical, aderezado con las historias que entremezcla entre las canciones.
Noche muy calurosa, en la que incluso
han caído algunas gotas de agua en dos momentos, que ni siquiera han servido para refrescar un poco el ambiente.
Melendi ha bajado en
dos ocasiones a cantar entre el público y se ha mostrado también muy cercano desde el escenario, mirando siempre a la cara a sus seguidores, que no han parado de cantar sus temas.
"Quiero ver a todo el mundo, me falta aquí más luz,
necesito ver las caras de las personas", pedía a su equipo de iluminación.
"No soy el típico niño que le decía a su madre que quería ser artista,
yo quería ser futbolista, pero no me daba, y me vi en tierra de nadie, porque había abandonado los estudios y, con esta voz dulce y aterciopelada, quién se iba a imaginar que iba a ser cantante", explicó.
Pero todo cambió cuando un día escuchó "Canción de Amor Propio", de
Ismael Serrano. "Me transformó por completo, quizá no tenía la mejor voz del mundo, pero contando mis historias podía empatizar con personas normales como yo", dijo.
Y también, durante otro momento de la noche, hizo
una encuesta entre el público para saber quién había tenido "más de cuatro relaciones serias" en su vida.
Melendi conecta muy fácil con el público por su cercanía, con sus historias,
a veces graciosas y otras
cargadas de mensaje.
Hasta se hizo
una autofoto con una joven que se lo pedía con un cartel y que regaló un ramo de flores al cantante.
Sus canciones fueron
coreadas prácticamente en su totalidad por el público, entregado desde que abrió el concierto con "Likes y cicatrices".
"Tú de Elvis, yo de Marilyn" y "De pequeño fue el coco" le condujeron hasta
"Un violinista en el tejado" y "Caminado por la vida", que pusieran boca abajo el auditorio.
Con "Mírame" bajó por primera vez a cantar entre la gente, y después continuó con "Como una vela" y "Sin remitente".
Los ritmos cubanos de "Desde que estamos juntos" pusieron a bailar el auditorio y, tras "Cenizas de la eternidad", volvió a mezclarse con el público para interpretar el himno feminista
"Déjala que baile".
En la parte final, temas como "Destino o casualidad" y "Tu jardín con enanitos", para terminar con
"Canción de amor caducado".
De ahí dio paso a
dos turnos de bises, en el primero con "La promesa" y "Yo me veo contigo", para cerrar con el segundo con "Cheque al portamor" y "Lágrimas desordenadas".
Como es habitual en él, Melendi se entregó en esta noche en Marbella, con
un espectáculo generoso, que se podrá disfrutar de nuevo el próximo 2 de septiembre, en el último concierto del festival.