Positivo balance el que hay que realizar de la Magna Procesión, evento religioso que se ha celebrado por primera vez en Marbella y que ha contado con la participación de todas las cofradías y hermandades del municipio.
La asistencia a la misa ha sido multitudinaria, llenando la explanada que hay junto al templete en Arroyo de la Represa, aunque después en las calles, pese a que en algunas zonas ha habido mucho público, en otras ha distado mucho de, por ejemplo, ser tan numeroso como en Semana Santa.
La organización ha sido buena y espectacular el trabajo de todas las cofradías, desde primera hora de la mañana preparando los tronos con los nervios de la lluvia, hasta la madrugada, desmontándolos y devolviéndolos a sus lugares de encierro. El cielo no volvió a molestar más tras el aguacero que descargó al amanecer.
Ha sido una procesión extraordinaria y también, quizá por ello, extraña. Se hacía rara la fecha y también ver tantos tronos, hasta once, en la calle. No había túnicas ni capirotes, ni faraonas, ni mujeres con mantilla como en Semana Santa, ni el fervor de las fiestas de los patronos.
Los tronos, muchos de ellos más pequeños que los habituales, los han llevado a hombros los hermanos de cada cofradía vestidos igual, con pantalón negro y camisa blanca.
Pese a ello, la procesión ha sido brillante, no en vano en las calles había once tronos, nueve representaciones de Cristo en sus distintas advocaciones, más los patronos de Marbella, San Bernabé y la Virgen del Carmen. El resto de las hermandades (Soledad, Sacramental y Virgen del Rocío) han estado representadas por sus estandartes y el simpecado.
Aspecto de la explanada de la Represa durante la misa. (Foto: J.C.A.)
Con todos los tronos instalados en la explanada, a las 20:00 horas comenzó la Santa Misa, oficiada por el consiliario de la Agrupación de Cofradías de Marbella, San Pedro Alcántara y Nueva Andalucía, además de párroco de la Encarnación, José López Solórzano. Muchísimo público abarrotó el lugar y siguió la celebración eucarística, en la que se hizo una colecta que será destinada íntegramente a Cáritas en las siete parroquias del municipio.
En torno a las 21:00 horas, como estaba previsto, comenzó la procesión, con los tronos iniciando su recorrido por la avenida Maíz Viñals en este orden: Nuestro Padre Jesús a su entrada en Jerusalén (Pollinica), Cristo atado la Columna, Nuestro Padre Jesús Cautivo, Nazareno de San Pedro Alcántara, Nazareno de Marbella, Cristo de la Exaltación (Calvario), Cristo del Perdón (Nueva Andalucía), Cristo del Amor, San Bernabé, Resucitado y Virgen del Carmen.
La primera parte del recorrido, bajando por la Represa, tuvo una complicación importante para salvar el puente, obligando a los hermanos de trono a un esfuerzo para bajar las imágenes y evitar que golpearan en la parte baja de la construcción.
El descenso hasta la avenida Nabeul fue duro y obligó a ralentizar el ritmo para facilitar el descanso. Después, llegando ya a Ramón y Cajal, se fue más rápido. El esfuerzo fue importante por parte de todos los presentes, ya que la noche era calurosa y se hizo necesario repartir agua durante varias ocasiones entre los hombres de trono.
El Nazareno de San Pedro Alcántara, entrando a pulso en la plaza de la Encarnación. (Foto: J.C.A.)
La música ha corrido a cargo de la Agrupación Musical de la Pollinica, con sus gastadores, y de la Agrupación Musical Virgen del Carmen de San Pedro Alcántara. En la misa participó la Coral de la Encarnación.
Poco después de las 00:00 horas, cuando se cumplían tres de procesión, los primeros tronos fueron llegando ya a la iglesia de La Encarnación. Se había pasado también por Huerta Chica, Peral, Chorrón, Portada, Arte, Salinas y Trinidad.
Las imágenes se fueron colocando en la plaza hasta que estuvieron todas. Hubo dos aspectos destacados. Uno fue la entrada del Nazareno de San Pedro, elevado a pulso por sus hombres de trono al grito de ¡Viva San Pedro!. Otro, anecdótico, que a la imagen del Resucitado se le rompió el estandarte que lleva en la mano izquierda, con la leyenda "No busquéis entre los muertos a aquel que está vivo", que cayó sobre el público dando un pequeño susto.
La procesión se cerró con los once tronos mecidos al tiempo en la plaza, bajo el repique de las campanas de la iglesia de la Encarnación y los aplausos de los asistentes.
Después, tocó guardar las imágenes en el templo y desmontar los tronos para devolverlos a sus templos habituales. Una jornada larga pero muy satisfactoria para los hermanos y cofrades, que vivieron una jornada irrepetible.
Galería de fotos de la Magna Procesión. Picha aquí
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