Juan Zamora Martín falleció este jueves a la edad de 92 años después de una vida larga y feliz en Marbella, el pueblo que le vio nacer y que ha tenido el honor de contar con él durante casi un siglo.
Pocos marbelleros se han mostrado tan orgullosos durante su vida de haber nacido en Marbella. Un privilegio que siempre llevó consigo y del que hizo buena muestra durante toda su vida.
Nació en el mismo centro de la ciudad, en el antiguo convento de la calle El Viento. En Marbella su maestro, del que siemrpe habló con entusiamo fue José Solano. Muy joven tuvo que sobrevivir a una Guerra Civil antes de partir a Gibraltar, donde también vivió la II Guerra Mundial. Allí trabajó en el arsenal y fue a la mili antes de regresar de nuevo a la ciudad donde desarrolló toda su vida y de la que era un gran amante.
De carácter noble y sincero, nunca tuvo problemas en trabajar y durante su vida fue barbero, camarero, empleado de Correos e incluso aprobó el examen de ingreso para la Guardia Civil por imposición de su padre; aunque renunció al cuerpo.
Entonces conoció a un hombre fundamental en su vida, don Ricardo Soriano, persona fundamental en la historia y el desarrollo del municipio y que acabó siendo mentor y buen amigo. Él se lo llevó a trabajar al antiguo cine Rodeo y le presentó a los que luego serían sus socios, amigos y hermanos: Saturnino y Mariano Cid.
Juan Zamora junto a la que fue la compañera de su vida, Victoria Vázquez.
Juan Zamora junto a sus dos socios le compraron un local al mismo Ricardo Soriano, en la avenida que luego tendría su nombre para abrir un taller de electricidad y tienda de electrodomésticos "Cid-Zam". Un establecimiento que siempre estuvo dispuesto a ayudar y hacer favores tanto a los vecinos del municipio, como a los muchos extranjeros que ya a partir de los años 50 y 60 comenzaban a llegar a Marbella.
Durante sus más de 90 años de vida tuvo tiempo de codearse con importantes nombres del mundo de la cultura, la política y las artes que llegaban a Marbella y que tuvieron la fortuna de conocer a un marbellero orgulloso de su pueblo como Juan Zamora Martín.
Así estableció amistad con Edgar Neville, Serrano Suñer, Raimundo Fernández Cuesta, Alfredo Mahou o al gran pianista Arthur Rubinstein. Con este último tuvo, junto a sus socios, una anécdota extraordinaria, ya que consiguieron arreglarle un magnetofón que habían regalado al pianista polaco en Estados Unidos pero que no funcionaba correctamente en España por la diferencia de frecuencia en la corriente. Una reparación que no quisieron cobrarle al bueno de Rubinstein que agradecido les brindó un recital privado de piano en su propia casa.
Vivió feliz en Marbella y siempre hizo gala de una devoción y amor por su pueblo sin pedir nada a cambio. Estaba convencido de que su ciudad era, sin ningún lugar a dudas, el mejor lugar del mundo para vivir.
Su conocimiento de Marbella y su historia también le permitió resolver alguna que otra duda a don Fernando Alcalá para la redacción de su libro "Crónica de Marbella", así como participar en programas de RTVMarbella junto a Paco Moyano para contar historias del día a día de la Marbella que él vivió y conoció.
Se casó felizmente con Victoria Vázquez y juntos tuvieron cinco hijos. Se sobrepuso a las dificultades y golpes que da la vida, pero siempre de frente y con una fortaleza admirada por sus familiares y amigos. Ahora a punto de cumplir los 93 años ha fallecido feliz y rodeado de los suyos en la que ha sido durante los últimos meses, su última morada, la Residencia el Carmen, donde le acogieron y trataron de manera maravillosa.
Este viernes el entierro, acompañado de sus familiares y amigos, tendrá lugar en el Cementerio Virgen del Carmen a las 15:45 horas. Genio y figura dejó escrito su epitafio: "No quiero luto ni flores; tampoco lloréis por mí; que aunque no quise nacer; tampoco quise morir".