Manifiesto que ha hecho público este jueves la Plataforma "Marbella contra los rascacielos" y que ha entregado esta mañana a la alcaldesa junto a un escrito en el que piden la anulación del proceso para la construcción de torres en el municipio.
"Con gran esfuerzo de la ciudadanía y de las instituciones, Marbella está tratando de superar y olvidar los errores cometidos durante el mandato del GIL, período en que la ciudad, por haber sido uno de los principales focos de la corrupción política y la arbitrariedad urbanística de nuestro país, dejó de ser uno de los lugares turísticos más prestigiosos del Mediterráneo, condición que, afortunadamente, hoy ha recuperado.
Ese sistemático desprecio de la seguridad jurídica, la moral pública y la razón urbanística ha generado una especial sensibilidad y un estado de alerta ante cualquier nuevo intento de suplantar los intereses colectivos por los privados, en perjuicio de la excelencia urbanística y medioambiental que, a pesar de las amenazas, la ciudad pretende consolidar como su más genuino patrimonio.
Es por ello que consideramos la surepticia medida adoptada por el Ayuntamiento de Marbella de modificar su PGOU para construir varias torres de cincuenta plantas en diversos lugares del término municipal un profundo error, de forma y contenido, que podría desencadenar unos procesos urbanos indeseados, de los cuales otros lugares han sido ya víctimas y en los que Marbella no quisiera incurrir.
Se aduce, sin ningún fundamente social, político, cultural, urbanístico o económico, que estas construcciones son necesarias para "mejorar el bienestar de la población por revitalizar las áreas urbanas en las que se implantan" y por la necesidad que "Marbella tiene de competir con el mundo".
Resulta, cuando menos, falaz, justificar unas torres destinadas a un mercado residencial de alto poder adquisitivo por revitalizar unas zonas que ya de por sí disponen de una elevada renta de situación, precisamente por su excelencia urbanística. Por otro lado, reflejan muy poca confianza en los valores intrínsecos de Marbella pensar que su imagen publicitaria y su futuro económico tenga que depender de la construcción de unos rascacielos, a imitación de otros lugares con los que supuestamente deba competir, por muy prestigiosa que sea la firma de sus arquitectos autores.
En modo alguno se cuestiona el alcance regenerador que sobre el medio urbano pueda tener la singularidad de una obra arquitectónica. Pero su valor está en los contenidos culturales de la obra en sí, y no en el simple parámetro de su altura o en el efecto mediático de su firma. Si bien es cierto que un edificio "emblemático" ha podido mejorar el posicionamiento económico de una ciudad en un mudo globalizado, también lo es que el abuso de ese calificativo ha servido para justificar en otros casos unas extravagancias que, antes que proporcionar valor añadido a las ciudades, han servido para hipotecarlas de por vida y situarlas en la geografía de otro tipo de emblemas: el del despilfarro.
Por otro lado, entendemos que lo singular pierde su valor cuando deja de serlo, y la generalización de lo que sobre el territorio se ha proyectado como única acaba dando lugar a un drástico cambio de modelo urbanístico que en el caso de Marbella podría suponer la vulgarización de sus valores actuales.
Rechazamos un debate descontextualizado entre edificación intensiva y extensiva. La sensatez política, urbanística y económica exige hacer en cada lugar lo que la lógica del lugar demande sobre el principio del interés colectivo y, en la definición del futuro urbanístico de Marbella lo que está en juego es si la ciudad quiere ser franquicia de modelos ajenos o un modelo propio desde esa sólida calidad, discreta y sin estridencias, que supone su auténtica fuente de generación de riqueza.
Por último, celebramos sinceramente la decisión de la alcaldesa de dejar sin efecto el acuerdo para la construcción de las torres, haciendo constar que, por tratarse de una medida contraria a otro aprobada por el pleno municipal, su completa vigencia y eficacia jurídica solo puede quedar legitimada por el mismo órgano, es decir, acordando su archivo y renuncia por otro acuerdo plenario".
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