A las 20:30 horas se abrían las puertas de la ermita del Santo Cristo para iniciar un año más
la procesión de La Columna, en noche algo fresca, pero sin amenaza de lluvia, como ocurrió el año pasado.
En esta ocasión, se ha podido desarrollar con el habitual
paso lento, recreándose por las angostas calles del Casco Antiguo de Marbella, con
cinco horas y media en la calle, en un recorrido salpicado por
las saetas.
Protagonismo para
Manuel Gómez Torres "El Ecijano", ganador del XXXII Concurso de Saetas de Marbella, organizado por la Peña Sierra Blanca.
Ha cantado al paso de ambos tronos desde el
balcón de La Fonda y también desde otro en la esquina de la calle Carmen con la plaza de la Iglesia.
Además ha habido otras interpretaciones, como desde el
balcón de la casa de Francis Guzmán en la calle Aduar, y alguna más espontánea a lo largo del trayecto por el Barrio Alto.
Sorteando como cada año la columna que sostiene el coro de la ermita, salía primero
el Cristo Atado a la Columna, precedido por nazarenos con túnica verde y capirotes blancos y por las mantillas.
Desde 2018, por cuarta vez con parón de la pandemia, la figura sale
sin las tallas del sayón, el verdugo que azota a Jesucristo, y la del soldado romano.
Se estrenaba columna, obra de Juan Carlos García Díaz, la novedad en esta procesión.
Abría el cortejo la
Sección de Tambores de Algatocín y, acompañando a Nuestro Señor iba la
Agrupación Musical de Marbella.
A continuación, la
Virgen Blanca, con sus nazarenos con túnicas blancas y capirotes verdes y la compañía de la
Banda de Música Las Flores de Málaga.
La Virgen Blanca, a su salida de la ermita para iniciar el recorrido. (Foto: J.C.A.)
Tras llegar a Puente de Ronda, los tronos enfilaron por la
estrecha calle Remedios, rozando los balcones y obligando al poco público que cabía a pegarse al máximo a las paredes.
El giro para tomar la
calle Virgen de los Dolores y bajar su pendiente fue uno de los momentos en los que también los hermanos de trono tuvieron que demostrar, una vez más, su destreza.
Recorrido descendente para realizar la
Estación de Penitencia en la parroquia de La Encarnación. En la plaza, los dos tronos casi se han cruzado, uno camino ya de la calle Trinidad y el otro para entrar al templo.
Después, paso por la plaza del Santo Sepulcro y de ahí hacia las calles Arte y Portada para enfilar uno de sus puntos más emblemáticos, la
calle Lobatas, con el giro casi imposible
hacia Altarazanas, probablemente el más difícil de toda la Semana Santa de Marbella.
La parte final del recorrido,
bajando por Aduar hasta la calle Peral para coger de nuevo la calle Ancha hacia la plaza del Santo Cristo, donde ha tenido lugar el encuentro de ambos tronos, alzados a pulso, en uno de los momentos más emotivos de la noche.
No hubo prisa por terminar. Se mecieron los tronos y se disfrutó al máximo de los últimos momentos de la procesión, para concluir a las 2 de la madrugada.