Lavigne abre con un pregón directo al corazón la Semana Santa de Marbella

Tras la misa de 12:30 horas, en una iglesia de La Encarnación llena, ha comenzado este acto, que marca ya la llegada de la Semana Santa y que ha estado, como es habitual, muy concurrido. 

Presencia de la alcaldesa, Ángeles Muñoz, y de miembros del equipo de gobierno, de hermanos mayores, de cuerpos y fuerzas de seguridad, de bomberos de Marbella, cuerpo en el que trabaja Manuel Lavigne, cofrades y público en general.

Ha acudido también la joven Sarah Almagro, que sufrió hace ocho meses una grave enfermedad tras la que ha sufrido la amputación de sus extremidades. 

Lavigne ha estado acompañado por la música de un violín y un piano durante un pregón muy poético y cargado de emoción que ha iniciado con una alusión al filósofo alemán Friedrich Nietzsche y a su célebre frase "Dios ha muerto". 

Y ha hecho una defensa del sentimiento religioso. "Las personas profundamente religiosas esbozan bienestar a través de su humildad y nobleza". 

"No dejes sitio al mal, que Dios se instale pleno en ti y de ti será el Reino de los Cielos", ha continuado. 

Lavigne ha agradecido la presencia de los asistentes y ha dicho que plantea "vivir una Semana Santa tomando conciencia del mensaje de Jesús y recordando el motivo de su sacrificio así como el sufrimiento de su Madre". 

Homenaje a las madres

"Este pregón es un homenaje a todos las madres, especialmente a aquellas que tuvieron que soportar cómo la alteración del ciclo normal de la vida le obligó a despedir a su hijo", señaló. 

A partir de ahí inició un recorrido por los distintos días de la Semana Santa, de Domingo de Ramos al de Resurrección, pasando por las diferentes procesiones que recorren la ciudad esos días. 

El Viernes Santo es cuando sale su cofradía, La Soledad, junto al Yacente. "Madre que te lo han matado, cinco lágrimas en tu cara y un puñal en tu corazón de plata, y tú, Madre Santa, tú sin rabia". 

Y tras esa parte, especialmente emotiva, el final de su discurso para la Resurrección. "No es reencarnación ni muertos vivientes, es la liberación del dolor, de la enfermedad, es vivir con la convicción de que la humanidad no es un casual". 

"La homilía habla, los rezos se cantan, y cuando nos damos la paz, Jesús nos abraza con pelo largo, barba y sandalias", concluyó, para recibir el aplauso de los presentes. 

Tras la lectura del pregón han tenido lugar los distintos reconocimientos, entre ellos el que le han hecho los hermanos horquilleros de la Virgen de La Soledad.