La estructura de este grupo contaba con dos personas que se dedicaban a la captación de chicas para su explotación sexual. Otra se dedicaba a controlar todas las actividades de prostitución que se llevaban a cabo en el inmueble y las salidas de mujeres a hoteles de cualquier punto de la provincia a un precio aproximado de 150 euros por hora. El funcionamiento se establecía por riguroso horario y turnos de trabajo.
Este grupo organizado que se lucraba de la explotación sexual de las mujeres llegó a exigir a una de las jóvenes a teñirse el pelo de rubio ya que un cliente había exigido la compañía de una mujer con esta característica.
Dentro del inmueble en el que trabajaban, había varias edificaciones que alojaban a chicas que ejercían la prostitución, como piscina, jacuzzi, espejos de techo, minibar etc.
El recinto estaba vigilado por un sistema de monitorización de cámaras con un acceso de doble puerta por el que cada cliente quedaba encerrado unos instantes entre las dos entradas para que uno de los encargados verificara su identidad.
La mayoría de las mujeres eran extranjeras que desconocían el idioma español, con situaciones de dificultades económicas o personales sin estar dadas de alta en ningún tipo de actividad de los regímenes de la Seguridad Social.
Las víctimas debían estar disponibles para la práctica de servicios sexuales las 24 horas del día, saltándoles una alarma para que las mujeres se vistieran y salieran rápido si acudía un potencial cliente.
En esta operación policial, denominada “Sasa”, se ha practicado un registro en el que se han intervenido unos 4.000 euros, 9 gramos de cocaína y 5 de hachís.
Los agentes que han participado en este dispositivo pertenecen a la UCRIF de la Comisaría Provincial de Málaga y de la Comisaría de Marbella, a la especialidad de Guías Caninos, a la UPR de la comisaría marbellí y funcionarios de la Inspección Provincial de Trabajo.