Monterroso y Díaz consideran que con esta iniciativa se incentivaría a los otros muchos que estarían dispuestos a recurrir a este tipo de medio de transporte pero que se abstienen por la falta de recursos que ofrece el municipio en este apartado.
Los ediles han propuesto que, para maximizar el uso de los primeros aparcabicis, estos se instalen en los edificios públicos más concurridos, como, por ejemplo, el Hospital Real de la Misericordia, que alberga la UNED, lo que facilitaría la movilidad de los estudiantes, especialmente si Marbella pretende convertirse en ciudad universitaria.
La petición de instalar aparcabicis surge de hecho de los usuarios del centro, que se pusieron en contacto con IU hastiados de atar las bicicletas a las rejas del recinto. Ante la demanda de los estudiantes, la formación elevó la propuesta al Pleno, en el turno de ruegos y preguntas, aunque no obtuvo respuesta por parte del equipo de Gobierno. Otros emplazamientos en los que colocar estos equipamientos serían las oficinas de Correos, de la Agencia Tributaria y del Patronato de Recaudación, las distintas delegaciones municipales o el propio Consistorio.
La carencia de estas infraestructuras en emplazamientos de gran afluencia provoca que los vecinos que optan por la bicicleta para sus desplazamientos cotidianos no tengan otra alternativa que atarla a rejas, farolas, árboles o señales de tráfico, con el peligro de robo que ello entraña o el consiguiente deterioro estético, especialmente a ojos de turistas procedentes de países en los que este medio de transporte es habitual, como Alemania u Holanda. "Resultaría más digno, práctico y estético contar con aparcabicis", han señalado los ediles.
La instalación de estos equipamientos, han añadido los concejales, fomentaría el uso de la bicicleta, lo que ayudaría a suplir en parte el deficiente transporte público que padece la localidad y haría que Marbella comenzara a convertirse en un municipio sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
En este sentido, Monterroso y Díaz han recordado que recientemente propusieron que se redujese a 30 kilómetros por hora la velocidad de los vehículos que transiten por el casco urbano, medida con la que se lograría, como se ha evidenciado en las localidades que han progresado con esta propuesta, reducir el número de atropellos o que, de producirse, estos no sean tan graves, y rebajar los niveles de contaminación acústica y medioambiental.