El primer plato fuerte a nivel musical de las fiestas sampedreñas no ha decepcionado. Danza Invisible ha desplegado su mejor directo, pese a que la acústica del recinto no acompaña en absoluto.
Puede gustar más o menos su música, pero lo que está claro es que el grupo lo da todo, especialmente su vocalista, Javier Ojeda, que hizo un derroche de energía, corriendo, saltando y bailando sobre el escenario durante una hora y media.
Comenzó con chaqueta, que acabó tirando, y terminó con el torso desnudo, tras primero desabrocharse la camisa y después quitársela. No paró en ningún momento a sus 53 años.
Y es que parece que el tiempo se ha parado para esta banda malagueña, que lleva 35 años actuando y que conserva toda su vitalidad, con un directo muy potente que llega al público.
Ese fue quizá el único lunar el concierto, la poca presencia de gente, con medio aforo en la carpa del recinto ferial pese a que el acceso era gratuito. Los que acudieron, todos por encima de los 40-45 años, disfrutaron de lo lindo.
Incluso los que se acercaban con curiosidad al final quedaban atrapados en los ritmos pegadizos de Danza Invisible y en la entrega de Javier Ojeda y su inconfundible voz.
Javier Ojeda derrochó ganas sobre el escenario en la feria sampedreña. (Foto: J.Z.)
Sonaron temas muy reconocibles y famosos desde los años 80 y 90 como la versión del tema de Van Morrison "A este lado de la carretera", "Agua sin sueño", "Por ahí se va" o "El ángel caído".
El grupo se fue metiendo al público en el bolsillo para la explosión final en la que interpretaron "Catalina", "Reina del Caribe" y su gran éxito, "Sabor de amor".
El concierto concluyó con "Sin aliento", para dar paso a los bises, en los que ofrecieron su versión de "Yolanda", el clásico de Pablo Milanés, y cerraron con "El club del alcohol".
Tras una larga ovación de los presentes, el grupo se retiró tras ofrecer una gran noche en la Feria de San Pedro Alcántara.