"La nueva normalidad de IU Marbella", por Enrique Monterroso

Monterroso opina sobre lo cambios en la política local y considera que una parte de la ciudadanía vería con "buenos ojos" una "reactivación inmediata" de IU en el municipio. 

Para el exconcejal, la coalición se prepara para su "particular escalada en la política local" y anunicia "la vuelta a su nueva normalidad". 

LA NUEVA NORMALIDAD DE IZQUIERDA UNIDA MARBELLA

La llegada a la escena política española en la presente década de nuevos actores y nuevas marcas como Podemos o Ciudadanos provocó todo un terremoto en la correlación de fuerzas políticas y que, básicamente respondían al bipartidismo representado por PSOE y PP con la presencia permanente de IU así como de las fuerzas representativas de la periferia española.

Esta panoplia cubría todo el espectro político español desde el pasado siglo representado por la derecha conservadora del PP en cuyo seno siempre estuvieron latentes los nostálgicos del franquismo que gobernó España en largos períodos y por la socialdemocracia del PSOE con quien se alternaron en el ejercicio del poder amparados ambos en una ley electoral que les beneficiaba.

En plena crisis de 2008 se suceden diversos acontecimientos políticos que van a alterar dicho panorama al producirse el desembarco de Ciudadanos en la escena nacional abanderando la unidad de España y el neoliberalismo como base de su estrategia política. De igual modo, y representando la indignación y la protesta por las secuelas de dicha crisis en forma de paro y precariedad, surge con fuerza el movimiento político social de Podemos que habría de confluir más tarde necesariamente con Izquierda Unida representando la izquierda plural de Unidas Podemos. Todos ellos asumiendo su legítimo y real papel institucional dentro de la política española siempre compatible con la defensa respectiva de sus postulados políticos.

Sin embargo otro acontecimiento va a tener lugar ya en la presente década al desgajarse del Partido Popular su rama más reaccionaria con pretensiones de ocupar el espacio de la extrema derecha y con las connotaciones inherentes al fascio y al franquismo formalizándose un nuevo partido con el nombre de Vox que, pese a su esencia crítica con las instituciones democráticas no duda en participar desde dentro de sus estructuras buscando el mejor baluarte para intentar el debilitamiento de la democracia y, llegado el caso, su destrucción.

Esta presencia de los extremistas radicales neofranquistas altera el espacio hasta ahora único de la derecha conservadora neoliberal, espacio que pretenden cubrir tres fuerzas políticas: PP, C’s y Vox que, por un lado, van a competir electoralmente con la consecuente dificultad para aspirar a representar la mayoría social del país al tiempo que por otro se necesitan mutuamente a la hora de aspirar a gobernar en cualesquiera de los escalones del Estado: gobierno central, autonómico, provincial o local.

Si bien en el ámbito nacional una coalición entre PSOE y UP con el apoyo de las fuerzas periféricas soberanistas logra la mayoría suficiente para investir al actual Gobierno (descartada la viabilidad de cualquier otra fórmula aritmética de alianzas entre las tres fuerzas de la derecha) el escenario político se tensa por la estrategia seguida por PP y Vox cuya rivalidad electoral no impide su acercamiento y hasta solapamiento en su fórmula programática y de política real produciendo un escenario de irresponsabilidad por parte del PP al abandonar su papel institucional propio de un partido con aspiraciones de gobierno en la gestión de la pandemia del covid-19 que atravesamos, obsesionado por el seguidismo a Vox en su absoluta radicalización y poniendo su interés partidista y electoral por encima de la salud de los españoles todos.

En el ámbito local, Marbella vivió en las pasadas elecciones municipales de mayo de 2019 un acontecimiento singular e inesperado como es la desaparición de Izquierda Unida de las instituciones, hecho sin duda motivado por la competencia electoral por separado con Podemos que perjudicó a ambas formaciones y un cierto déficit de consciencia ciudadana que no valoró suficientemente el trabajo desarrollado por sus representantes. Esta situación fue, a mi juicio, lo más relevante de la política local al permitir una nueva mayoría absoluta del Partido Popular y dejar en una cierta orfandad a la izquierda representada exclusivamente por el PSOE.

Para la historia local queda la constancia del papel desarrollado por Izquierda Unida en las instituciones de esta ciudad desde la época del gilismo que sintetizo afirmando que hizo en todo momento compatible su firmeza en la defensa de sus postulados no siempre cómodos y fáciles con su papel institucional participando y asumiendo el papel que le correspondía en cada momento con absoluto respeto a las mayorías y con la mayor dignidad y honestidad.

En la política es del todo imprescindible el saber hacer, una cierta profesionalización que hace necesario tanto un determinado perfil de competencias de quienes ostentan un cargo público como de condiciones éticas y de pedagogía política a la hora de defender las respectivas posiciones. Al mismo tiempo, la autonomía de gestión y de formulación de sus posiciones políticas, que siempre fue una realidad dentro de Izquierda Unida Marbella, permitió llevar a cabo una estrategia muy centrada en el territorio y en sus moradores hasta el punto de conformar un proyecto con estilo propio siempre dentro de los principios de lealtad a la organización que le da sentido. De tal forma que tanto por el nivel de competencia reconocido ampliamente por todos como por el talante de respeto demostrado sin arrogancia alguna así como la honestidad inherente a nuestras convicciones , es un hecho no controvertido a nivel de opinión bastante generalizada que la ausencia de Izquierda Unida de las instituciones municipales en mayo de 2019 dejó un hueco que no ha sido cubierto por ninguna otra fuerza política.

Sin abandonar la autocrítica, igualmente precisa, el natural abatimiento de la organización , tanto de sus dirigentes como de sus seguidores a raíz de los datos electorales obtenidos que la alejaban del poder, ha permitido la distancia óptima como para convertirlos en oportunidad de abrir un periodo de reflexión interna que sirviera para analizar la realidad política local desde el exterior y permitir la renovación y revisión de sus planteamientos.

Ha pasado un año desde aquel 25 de mayo de 2019 y esta efemérides es una buena ocasión para un reencuentro de Izquierda Unida Marbella primero consigo misma que le permita la revisión de las prioridades políticas derivadas del contexto que vivimos tanto a escala global como local pero ,de igual modo, es una buena ocasión también para la renovación de su compromiso ciudadano de cuestionamiento de las políticas del Partido Popular en la ciudad, demasiado acomodado en su poltrona en permanente estado de alarma y con mando único, sin motivo alguno que le perturbe .

No es aventurado afirmar que hay una buena parte de la ciudadanía que echa de menos a Izquierda Unida Marbella y que vería con buenos ojos su reactivación inmediata. ¿La fórmula? Evidentemente durante el año transcurrido ha tenido lugar un proceso de concertación con Podemos bajo una fórmula que ha permitido la actuación visible de una marca- Unidas Podemos- y dos organizaciones con entidad propia. Es esta la marca unitaria la que permite afrontar procesos electorales llegando al electorado de la izquierda en España al tiempo que hace posible las iniciativas políticas de cada una de las partes, sobre todo en el ámbito municipal.

En esta línea y este contexto Izquierda Unida Marbella se prepara para su particular escalada en la política local y anuncia la vuelta a su nueva normalidad con el mismo espíritu de servicio a la ciudadanía que tuvo siempre en su ADN y desde sus principios de seriedad, firmeza y cooperación en la mejora de la calidad política de Marbella.

Enrique Monterroso