Cada día y en cada ocasión en la que uno acude a una entidad bancaria, se encuentra con nuevas normas (internas las llaman). Si bien es cierto que intento asistir lo mínimamente posible a los bancos y cajas, hay ocasiones en las que no queda otra que, primero sufrir interminables colas en las cajas, y segundo llevar a cabo operaciones que únicamente se pueden realizar en las entidades de forma personal.
Pero lo que si he detectado en los últimos tiempos es que las entidades cada vez hacen menos cosas, cobran por mas cuestiones y los clientes tenemos que hacer por nuestra cuenta gestiones que otrora las hacían los empleados bancarios.
Como ejemplo, el ingreso de cantidades en efectivo. Siempre se han hecho de una única forma: en la ventanilla, dabas el número de cuenta, entregabas el dinero, y el empleado de turno te expedía el correspondiente recibo de ingreso. Pero en los últimos tiempos, empezaron a cobrar una comisión de dos euros en el caso que quisieras incluir un concepto del ingreso cuando no se realizaba en tu propia cuenta (ya sea para el abono de una cuota de la comunidad de propietarios, o una simple provisión de fondos a un Procurador de los Tribunales). ¿Pero cómo me van a cobrar dos eurazos por incluir tres palabras en un ingreso? Lamentable, penoso cuando no rastrero.
Ahora bien, días atrás pude comprobar como en otra entidad de ahorro me indicaron que las operaciones de efectivo, si no dispones de cuenta en dicha entidad, deben hacerse por el cajero automático. Es decir, que tienes que aprender el funcionamiento de cada maquinita en cada banco o caja; tienes que incluir los veinte dígitos de la cuenta en la cual quieras efectuar el ingreso; debes depositar el dinero en efectivo de tal forma que el artilugio quiera (si, quiera) recoger los billetes; y esperar que imprima el correspondiente recibo acreditativo del ingreso (cuando no te informa que por cuestiones técnicas no se puede expedir…)
Es decir, que como no vayas al cajero e individualmente realices todas esas gestiones que hasta ahora realizaba la propia entidad, te quedas con las ganas de llevar a cabo un ingreso en efectivo en una cuenta de la que no eres titular. Debido a mi actividad profesional, debo en numerosas ocasiones efectuar ingresos directamente en las cuentas de procuradores, tasadores y otros técnicos, y todo ello para evitar que las entidades pretendan cobrar comisiones por operaciones “on line”, es decir, aquellas en las que uno lleva a cabo a través de su propio ordenador, con su propia conexión, pagando la tarifa plana de acceso a Internet, etc. ¿Pero cómo me van a cobrar una comisión por efectuar una transferencia con mis propios medios?
Mientras, los altos directivos seguirán cobrando millonadas de euros en indemnizaciones, jubilaciones o retiros dorados.
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