Situaciones peligrosas (1ª parte)

26/07/2016
Asisto, en los últimos días, ciertamente atónito, a diversas situaciones y diversos hechos acaecidos recientemente en el ámbito de la política municipal, la más cercana y por tanto la más fácil de seguir en el día a día, así como la sociedad local. 

El lector de esta humilde columna de opinión, primordialmente marbellí, sabrá que no se entra en demasía en cuestiones de “guerra” (o al menos lucha) entre unos y otros, en la defensa de los particulares intereses a uno y otro lado de la bancada del salón de la segunda planta del edificio consistorial. En este espacio se comentan, normalmente, otras consabidas cuestiones.

Debido a la extensión (o largura) de la columna de hoy, se ha dividido en varias partes, siendo esta la primera.

Pero, como decía, en los últimos días he detectado un cierto aumento de las tensiones entre equipo de gobierno y oposición, cuando no entre distintas administraciones. Pero lo que me parece más grave, y no entro en las causas, orígenes o quien fue el primero… es la tirantez creada entre los profesionales de la información, junto a la publicación de noticias en diversos medios de comunicación que atañen, no a los que son (o deben ser) protagonistas de las noticias, sino a los que se limitan a redactarlas y publicarlas, sea quien sea el que escriba, opine o redacte. Pienso que hay que promover un periodismo de calidad al margen de intereses, simplemente. Eso, al margen de diversas polémicas conocidas a través de las redes sociales, con cierre de un perfil, conocido por muchos, que se dedicaba a denunciar situaciones en las calles de Marbella.

Creo que, en todos esos casos, se están dando -a mi humilde entender- situaciones cuanto menos “peligrosas”, por supuesto entrecomillado el término, y que a muchos nos ha hecho recordar recientes épocas pasadas en este pueblo.

En primer lugar, pienso sinceramente que el equipo de gobierno, y el Alcalde en primer lugar, ha metido, literalmente “la pata” en el asunto del expediente a la concejala popular Carmen Díaz. Sin pretender, por un lado, “meter el dedo en el ojo” de Pepe Bernal, y mucho menos por otro, defender a la anterior responsable de Cultura en el Ayuntamiento de Marbella, a la vista de las informaciones que uno, como ciudadano, posee, sin tener documentación que ampare nada más, creo que la primera autoridad municipal se ha metido en un charco que podría, fácilmente, haber evitado.

Y se podría haber sorteado, simplemente, esperando a que el expediente administrativo, incoado a Díaz por la realización de unas obras en su vivienda, finalizase. Creo, con todo el cariño y dicho esto en aras de defensa de la legalidad vigente, que la máxima autoridad de la ciudad, en este asunto, se ha precipitado en demasía. Si las alegaciones no están ajustadas a derecho, si las obras que ha realizado precisaban de licencia o no, si los hechos son constitutivos de sanción o no, todo ello se sabrá a la finalización del expediente. Y si merece sanción, deberá ser sancionada, y si merece que se restituya la realidad física alterada, que se haga, pero en ese momento, no antes. Y si la repercusión política fuese de tan extrema gravedad (que no lo creo), que debe provocar la dimisión de la edil, eso deberá debatirse en ese momento, no antes. No es el momento “procesalmente oportuno (como se dice en los Juzgados).

En Marbella, parece que cuando interesa, a veces nos ponemos como capa, la bandera de la escrupulosidad en cuanto al cumplimiento de la normativa vigente, pero en otras ocasiones saltamos por encima de la misma bandera.

(Continúa)
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