Me duele titular el comentario de hoy como lo he hecho, sobre todo porque los lectores de La Trastienda (y de otras colaboraciones periodísticas anteriores) saben que mi defensa de este pueblo mío llamado Marbella es más que indudable. Pero, por desgracia, es la cruda realidad. No suelo frecuentar en demasía el recinto portuario (extraño cuando se es y se vive aquí), pero cada vez que lo visito me llevo la misma impresión: desde hace lustros -que recuerde- está igual de oscuro y sucio, pero en mi última presencia en Puerto Banús, detecté un nauseabundo olor mezcla de tubería, bajante y desagüe.
Pasan los años, y nunca acabo de entender como la empresa concesionaria del puerto señero en el Mediterráneo mantiene esa paupérrima imagen, máxime cuando recibe cuantiosos ingresos provenientes de atraques, terrazas y resto de inmuebles arrendados, cuando recibe de igual forma, millones de visitantes anualmente. De igual forma que tampoco acabo de comprender como las administraciones públicas permiten ese grado de dejadez en la auténtica perla del turismo en esta ciudad. ¿Hasta cuándo tenemos que soportar esa continua omisión en disponer de unas dignas instalaciones y un óptimo estado del más importante puerto del país? ¿No es si acaso el auténtico estandarte de Marbella? ¿No llegan diariamente miles de personas esperando ver un recinto único en todo el país, cuanto menos, por no decir en el continente?
Pues bien, cada año me llevo la misma (mala) imagen. Oscuridad reinante, suciedad existente, a lo que debo unir un mal olor presente. ¿Tanto cuesta a la concesionaria, invertir en iluminación? ¿No es una inversión que le viene siendo reclamada por los ciudadanos, o bien por sus "clientes", esto es, los titulares de negocios allí instalados? Hablo, por un lado, de calles principales como Muelle Ribera o Muelle Benabolá; y por otro lado, mejor ni mencionar la famosa "calle trasera", en donde la porquería y la mala imagen alcanzan grado superlativo… mezclándose los accesos a cocinas de restaurantes con conocidos bares de copas/discotecas frecuentados por público que nos visita. Y no me quiero ni imaginar la imagen que se llevarán.
En esa imagen que queda año tras año en mi tradicional visita (pese a tenerlo ahí todo el año) también incluye las mismas estampas: por un lado, turistas haciéndose fotos con barcos y cochazos allí varados/aparcados; por otro lado, vendedores ilegales a las puertas de las boutiques de lujo; en tercer lugar, demasiado mercadillo ambulante de todo tipo pese a su apelativo de artesanal. Y en ocasiones llego a escuchar los mismos comentarios, que personalmente me duelen, del tipo "no es para tanto", "qué oscuro está todo", "no se puede pasear tranquilamente, con los coches", etc.
Pero, para mayor abundamiento, todos tenemos de alguna forma u otra familiares, amigos o conocidos que arriban por esta tierra en temporada estival. Que te hagan comentarios sobre lo sucio que han encontrado Puerto Banús no es demasiado agradable para quien constantemente defiende Marbella como destino vacacional de primer orden, pero he de reconocer que llevan razón en cuanto a la patente falta de luz, claridad, limpieza, orden y atractivos que hagan digno al recinto de la fama que tiene en todo el mundo.
Creo que ha llegado el momento en que desde la administración local (desde nuestro Ayuntamiento) pese a las limitaciones competenciales, al menos se tomen medidas con la entidad concesionaria, para que no mantenga Puerto Banús en las condiciones actuales, que invierta en limpieza, que instale una iluminación acorde con la categoría del recinto, que regule los malos olores en determinados puntos del puerto. Marbella se está recuperando se la rémora que hemos padecido, y con esa recuperación que estamos teniendo, Puerto Banús no puede quedarse ni atrás ni al margen de ello. Más aún cuando recibe millones de visitantes, millones de euros en ingresos, pero no creo que su inversión esté en consonancia con la importancia que tiene en esta tierra. Nos jugamos mucho como para estar permitiendo cosas como esa, en nuestra joya.
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