Comenzaré afirmando con rotundidad que estoy en contra, claramente, de la celebración de eso que llaman “Haloween” (que es una contracción de “All Hallows' Eve,” es decir “Víspera de Todos los Santos”), también conocida como Noche de Brujas o Noche de Difuntos. Y estoy en contra porque pienso que es una imposición que nos ha llegado en los últimos años desde tierras de Estados Unidos, Canadá, Irlanda y el Reino Unido. Nos la han metido con calzador, todo por la desidia y el poco interés de millones de ciudadanos por mantener mínimamente nuestras auténticas tradiciones. Aquí todo vale para mantener a la gente absorta ante otras cosas que realmente deberían preocuparnos.
Paseaba por Marbella la noche del pasado 31 de octubre y encontré con cientos de niños pequeños disfrazados de brujas, muertos vivientes o enfermeras asesinadas… sobre todo sin tener la más remota idea del significado de esos disfraces. Pero con muchos padres riéndole las gracias a sus vástagos, también sin tener la más somera idea del motivo de celebración. ¡Ese día tocaba fiesta de disfraces y ya está! Qué bien nos iría si algunos hicieran cosas de provecho en vez de tanto disfracito… Lo principal era llevar bolsas de plástico llenas de caramelos, sin un fin concreto puesto que la gran parte de las golosinas serán tiradas a la basura a la mañana siguiente, pero claro, la tradición “yankee” tiene que pervivir…
Lo peor viene después, cuando los niños (y sus bolsas llenas de caramelos) se quedan en casa y salen a la calle, también con esos absurdos disfraces, los adolescentes y los que ya están incluso entraditos en años. El único motivo, en cierta medida positivo, es el negocio que hacen ciertos (pocos) sectores con la estúpida celebración “halowenense”: por un lado que los bares de copas hagan caja un día entre semana, aprovechando la fiesta nacional de Todos los Santos y la gente acuda a sus establecimientos; y por otro, las tiendas de disfraces (aunque la ciudadanía prefiera los bazares orientales en vez de los tradicionales comercios del gremio). Es decir, que ganan las copas y los chinos. Y digo que viene lo peor, no porque los negocios remonten en cierta medida el vuelo (eso no lo critico), es que como dice el refrán “a rio revuelto, ganancia de pescadores”. Los desalmados que tienen que estar continuamente montando gresca e hicieron una vez de las suyas, aprovechando en esta ocasión la noche de disfraces (con el cariz de agravante que en el Derecho Penal que tiene esa circunstancia).
Lo vivido en la famosa noche del 31 de octubre en la ciudad, con una multitudinaria pelea en Puerto Banús, con navajas y pistolas de aire comprimido de por medio, ya convierte más que nunca en una auténtica noche negra, agravado esto con otros sucesos en la vecina Estepona; en la capital de la provincia, donde un grupo de payasos (nunca mejor dicho, pues iban ataviados como el Joker de la película Batman) la liaron parda en las calles del centro malacitano; por no hablar de la triste noticia de los sucesos ocurridos en la multitudinaria fiesta del Madrid Arena, donde varias jóvenes han perdido la vida, por la codicia -parece ser, según apuntan las investigaciones- de los empresarios organizadores y las (ausentes) medidas de seguridad, organizativas, médicas, etc.
Veremos a ver qué medidas legales se toman desde el Gobierno, de mejora de la ya existente legislación reguladora de los espectáculos públicos, pero lo cierto es que a lo mejor hay que replantearse el camino que lleva la sociedad, qué hay detrás de las macro fiestas en espacios públicos o privados, qué medidas se toman en cualquier iniciativa de este tipo. Yo, mientras, seguiré criticando modas absurdas y que nada tienen que ver con la cultura de este país (parece ser) llamado España. Ya consiguieron que Papa Noel restara cariño y celebración a nuestros Reyes Magos (bajo unas incoherentes explicaciones “en pro” de los niños y sus vacaciones), de igual forma que ya mismo veremos a algunos celebrando el Día de Acción de Gracias, o los fuegos artificiales del 4 de julio.
Establecer como página de inicio
Añadir a favoritos
