Marbella parece Londres

Días atrás contemplé una imagen bastante extraña. De regreso desde la capital Málaga, a primera hora de la mañana, al llegar a la zona de Calypso-Calahonda, aún en el término de Mijas, una espesa niebla inundó la franja costera durante una decena de kilómetros, hasta El Rosario, en las inmediaciones del Hospital Costa del Sol. En cambio, al llegar a ese lugar (El Rosario, Alicate…), de repente todo era claridad, luminosidad, sol… Raro ¿no creen? Las nubes acumuladas sólo en un pequeño tramo de costa. Y me hizo pensar

 

Pero si recordamos, durante este pasado verano (sí, el de las medusas…), también sufrimos varios días con las nubes a ras de suelo. Primeramente, al comienzo de la temporada estival, y para ello puede uno “tirar de hemeroteca”, sobre los días 6 y 7 de de junio, y posteriormente, rozando el final de agosto, sobre el 22-23, nuevamente la bruma inundó la ciudad y sus playas.

 

¿Qué esta pasando últimamente con las condiciones climatológicas de Marbella? Alternamos un, a veces, insólito calor otoñal como aguaceros cuando no torrenciales lluvias (a pocos kilómetros), con una bajada de temperaturas que te obligan a sacar ropa de abrigo aún escondida en el fondo del ropero, y si no es esta maldita niebla que te transporta mentalmente a Londres.  Por no hablar de que, en plena temporada estival, los planes playeros se van al traste por la aparición de la fosca (otro sinónimo de niebla, aunque sinceramente es la primera vez que la escucho/leo). Supongo que será consecuencia de eso que llaman el cambio climático, o será resultado de algo en lo que hasta ahora no he creído mucho pero que no va a quedar más remedio que creer, el calentamiento global. Sea lo que fuere, lo que está claro es que el tiempo que tenemos últimamente no es el que siempre hemos tenido en Marbella.

 

Resulta chocante contemplar la ciudad desde el Polideportivo Paco Cantos y no divisar más allá de los primeros edificios de la calle Jacinto Benavente, o no poder ver el Don Pepe; curioso es caminar por el Puente Cristo del Amor (popularmente conocido como “de los tirantes”) y apenas poder vislumbrar,  a escasos metros, la parte más alta de su estructura; qué raro se hace transitar por el Paseo Marítimo, situarse en la escalinata de la Avenida del Mar y no poder distinguir el Club Marítimo…