Marbella, destino cinco estrellas

25/01/2016
Llegamos con esta columna de hoy a las 200 aperturas de La Trastienda, hito que no creo que pueda pasar desapercibido teniendo en cuenta que este periódico, Marbella24horas, nace en el mes de septiembre de 2012, lo cual supone que esta ventana de opinión se ha abierto en menos de tres años y medio, una media de cinco veces al mes, es decir, prácticamente un artículo a la semana, aunque bien es cierto que la propia naturaleza del medio permite que unas semanas que incrementen la plasmación de opinión y se contrarreste otras en las que no se ha activado la tribuna de opinión. 

Sea como fuere, uno se siente satisfecho, no sólo por disponer de tiempo (a veces poco…) para sentarte frente al ordenador y darle a la tecla, sino por mantener siempre temas sobre los que expresar el sentir personal, pero sobre todo, por disponer de la más absoluta libertad para dejar plasmada lo que uno piensa, que puede gustar -y disgustar- más o menos, pero que es con marcado carácter constructivo está lejos de toda duda.

Una vez introducida la efeméride de hoy, entremos en materia (que diría mi querido y recordado Antonio Herrero en aquel radiofónico Primero de la Mañana).

Durante la celebración de la Feria Internacional Turística que cada año reúne en la capital de España a profesionales del sector, aunque cada día parece abrirse más a otra serie de actos, siempre en relación con nuestra fuente de riqueza, se ha presentado la nueva imagen y el nuevo logotipo de Marbella así como el lema “Destino de 5 estrellas”. Un lema que, al margen de su idoneidad o no (ya hay debate en la calle y en la redes sociales…), de entrada e inicialmente, a uno le hace recordar aquella película grabada en nuestra ciudad en 1985, “Marbella, un golpe de cinco estrellas”, con un plantel en el que destacaban, entre otros, Rod Taylor, Britt Ekland, Fernando Fernán-Gómez, Francisco Rabal, Emma Suárez o Sancho Gracia.

Un logo que evoca, a mi entender, la relación indudablemente marítima (tonos azules y olas tanto en la M principal con en las letras MAR, distinguiéndola de BELLA), junto al que se ha convertido en parte principal de la imagen, la mención al destino 5 estrellas.

Se ha podido abrir el debate, como mencionaba antes, tanto en la calle como -sobre todo- en redes sociales, acerca de la idoneidad o no de esa mención a las cinco estrellas, teniendo en cuenta que pudiera que se restringe esta ciudad a los más pudientes. Bajo mi prisma personal, no veo tal insinuación ya que si por algo se caracteriza esta tierra es por recibir, siempre con los brazos abiertos, a personas de las más diversas condiciones, económicas me refiero, pero si hay un lugar como pocos que pueda acoger a un turismo de más que alto poder adquisitivo, ese es precisamente Marbella.

Lo hablaba con un conocido días atrás: Marbella tiene que vender lo que tiene en su poder. Cierto es que la ciudad es conocida, archiconocida más bien, por su amplia oferta hotelera de alto nivel sobre todo, campos de golf, recintos portuarios (aunque en la próxima columna abriremos el tema de Puerto Banús) y puntos gastronómicos como pocos hay en el continente.

Pero en el día a día de la ciudad, uno se encuentra situaciones que le hacen pensar en si, al margen de vender una imagen, ésta es o real en todo su conjunto. Ya no solo se trata de infraestructuras adecuadas a la categoría y dimensión de una ciudad como Marbella (el tan reiterado asunto de colegios, centros de salud, bibliotecas, etc.), me refiero a la dotación de limpieza y ornato a puntos considerados estratégicos dentro de la oferta turística y residencial de la ciudad.



No puede hablarse de 5 estrellas (aunque la promoción vaya en ese sentido), cuando desde hace más de un mes, la céntrica y más que visitada Plaza de la Victoria, en pleno corazón del Casco Antiguo de Marbella, contenedores de basura suplan, sobre la superficie, las funciones de las denominadas islas ecológicas (que cumplen una gran labor de ocultación de recipientes para los residuos). ¿Nadie, ningún responsable en las labores de limpieza, ha detectado que durante todas las fiestas navideñas, han estado los horrendos contenedores de plástico verde en ese lugar y que, camino del mes superadas dichas fiestas, permanecen ahí? Me consta que el referido responsable tiene buena cuenta del asunto, pero es una situación más que urgente su inmediata solución. ¿Qué pensarán los turistas cuando vean esos recipientes, llenos hasta la bandera, en pleno centro histórico? ¿Harán alusión al, en ocasiones escuchado, “mucho Marbella… pero mira esos contenedores…”?

En otro de los puntos, en este caso, residenciales de la ciudad, tenido por todos como de cinco estrellas, Guadalmina, llevan más de dos meses sin luz en distintos viales, concretamente el que comunica el centro de salud sampedreño con el hotel Barceló, junto al acceso a Las Medranas. Como las redes sociales permiten una intercomunicación activa y rápida con los regidores municipales, puse esa cuestión en conocimiento del Teniente Alcalde del nucleo poblacional de San Pedro, quien -como digo- rápidamente me contestó y alegó razones urbanísticas (cesión de viales, situación de contadores, obligaciones de los promotores de la zona…) para que la luz haya desaparecido de la zona, con el grave riesgo y peligro (como le comenté) para vecinos, peatones, ciclistas… que residen en la zona y circulan por dichos viales.



Como siempre, una imagen vale más que mil palabras. Pues días atrás, se hace la luz parcialmente, pues en la rotonda de acceso, con letras grandes (literalmente hablando) a Guadalmina, donde todo era oscuridad ahora existe iluminación, pero en resto del vial, sorprendentemente no… ¿Extraño, no creen? Se arregla, parece ser, el problema en ese punto concreto y en resto del vial no. ¿O es que la rotonda está recepcionada pero la calle no?

Aunque, si no hay problemas burocráticos que lo impidan, los cementerios de la ciudad, pronto podrán ser como Dios manda (nunca mejor dicho al hablar de camposanto), mientras existen cuestiones que uno, al recorrer Marbella en la actividad cotidiana, no llega a comprender y piensa que los responsables, en este caso de Tráfico, no ven las cosas, no se fijan… porque me cuesta pensar que les dé igual. Hablo de las (limitadas eso sí), plazas de estacionamiento junto al Cementerio San Bernabé, en la calle Fray de San Pascual, donde estacionar un vehículo se convierte en un ejercicio de habilidad al mismo tiempo que de riesgo que quemar el embrague. ¿La causa? Un inexplicable bordillo que supera los cinco centímetros, lo cual hace que aparcar, en cuesta y con un obstáculo como ese, el olor a embrague quemado sea habitual. ¿Cómo puede existir un bordillo de esas dimensiones en unas plazas de aparcamiento? ¿Qué explicación tiene dicha existencia? ¿Podrían arreglar la zona?



Pese a que deseo y quiero que Marbella siga siendo un destino de cinco estrellas, no debe desatenderse todo aquello que nos hace merecedores de ello. 
Roma Abogados
Quirónsalud Marbella
Hidralia 2
HC Marbella International Hospital
Dental Mahfoud
Contar el cáncer
Blogs
El tiempo en Marbella
EL TIEMPO HOY
JVL
El Esplendor
Marbella24horas.es 2024 ©