Bye bye SMS

Cuando comenzaron a usarse los teléfonos móviles por la gran mayoría de los ciudadanos, además de llamar o descolgar, pocas más acciones podían llevarse a cabo salvo el envío de los mensajes escritos, también conocidos como SMS (Short Message Service, traducido como Servicio de Mensajes Cortos). Entonces, mandar un “mensajito” era la solución a muchas cosas, pero también motivo de disputas y malentendidos (por no contestar, por decir que no lo ha recibido, etc.), solución más económica que telefonear pero a un coste de 0,25 € por cada envío. Puede parecer una exigua cantidad pero a final de mes, cuando recibíamos la factura, podíamos adivinar que se pagaba más por SMS que por llamadas (porque sumando cuarto a cuarto de euro… se llegaba a un considerable importe).

 

Pues bien, recientemente he podido conocer que los operadores de telefonía dejarán de ingresar 54.000 millones de dólares por SMS ante la popularidad del sistema “Whatsapp” (mensajería gratuita a través de Internet). La revolución “guasap” ha hecho que se convierta en una herramienta más que imprescindible en la vida diaria, so pena de convertir las conversaciones de voz (aunque sea por teléfono) en una charla virtual, un “chat” más que nunca teniendo en cuenta que el verbo chatear proviene del inglés ”to chat”, que significa charlar. A veces preferimos (todos, no hay excluir a nadie) machacar durante minutos los dedos gordos de ambas manos a marcar el número del destinatario/a y conversar de viva voz. Y todo pese a que actualmente, con los teléfonos táctiles en la mayoría de los casos, no existen teclas que marcar sino que se toca un cristal en donde aparecen las letras.

 

No me extrañaría que las compañías u operadores estuviesen ideando algo con lo que contrarrestar la pérdida de ingresos provenientes de la mensajería y de las infinitamente menos llamadas que realizamos. Querrán parar el “Bye Bye” a los SMS que estamos diariamente haciéndoles saber. Pero es que deberán entender, asimismo, que en los depauperados bolsillos de los clientes/usuarios de la telefonía móvil, no cabe otra opción que reducir el consumo para poder afrontar otros gastos. Aunque, todo sea dicho, no es una cuestión de las clases menos pudientes, pues hasta en las altas esferas en cuanto a ganancias (deportistas, artistas de cine, etc.) también usan más el nuevo sistema de mensajería gratuita para comunicarse, que la tradicional llamada.