Balance navideño

15/01/2016
Una vez que hemos guardado los adornos navideños (aunque resten por retirar la iluminación de las calles…), toda vez que comenzamos el cumplimiento (breve siempre) de los buenos propósitos dietéticos, y con la impresión que las celebraciones de las recientes Fiestas parecen quedar lejos, es hora de plasmar un balance navideño en este pueblo mío. 

Se nota, se quiera o no, una mayor alegría en el consumo, motivado por la mejora en ciertas condiciones económicas de muchas familias. No todas las que quisiéramos pero es innegable que, cuando el consumo aumenta, es que hay más posibles en los bolsillos y carteras ciudadanas.

Comenzando, de manera cronológica, han vuelto las recordadas cenas y comidas de empresa, no sólo con cargo al patrono -como debe ser- sino que han aumentado y vuelto a celebrarse las reuniones de amigos que, al menos en Navidad, deciden juntarse en torno a una mesa. En segundo lugar, las compras prenavideñas para las, siempre copiosas, citas gastronómicas de estas fechas, han aumentado considerablemente y han llenado mercados, supermercados e hipermercados. Eso ya debe ser motivo de alegría y satisfacción.

A nivel de calle y en el ámbito festivo, siguen asentándose esas tradiciones que nos llegan desde tierras gaditanas (jerezanas preferentemente) y las denominadas “Zambombas Flamencas” han inundado rincones de nuestra Marbella en muchos días y a muchas horas, pero que otorgan ese calor y calor musical así como ambiental tan necesario y requerido. Casco Antiguo, barrios residenciales y otros puntos han recibido a tantas personas que conmemoran la Navidad de esa forma, dando alegría a cuantos por allí se acercan. Otro punto, en este referido ámbito festivo, a destacar son la multiplicación de establecimientos que se unen a lo mi amigo Francis creó hace años en La Polaca, la Tardebuena y la Tardevieja. Bares del entorno se han unido a la iniciativa y se han visto ciertas calles, sin duda como nunca (qué gusto…). Si eso vale para que sean más los que reciben a marbelleros/marbellíes en la horas previas a las “comilonas” del 24 y el 31, para pasarlo bien… mejor que mejor.



En este punto festivo quisiera pararme, al menos unos segundos, para preguntarme por el diferente rasero que, en ocasiones, percibo, por parte de la autoridad policial, respecto a según qué establecimientos. Uno tiene la impresión, y ciertas informaciones eso sí, que los agentes municipales (recibiendo, se supone, órdenes), hacen la vista gorda en ciertos lugares, pero mantienen un excesivo celo en otros.

¿No queremos, y hablo de TODOS, revitalizar el Casco Antiguo de Marbella? ¿No se pretende que la zona más histórica y céntrica de Marbella cobre una vida que, desgraciadamente, no tiene? ¿Por qué, desde instancias municipales, parece tenerse un distinto rasero dependiendo quien esté al frente de un negocio de hostelería que lleva a cabo actuaciones musicales (como hacen TODOS) para atraer público y crear ambiente?

En este pueblo sabemos que, desde hace décadas y no es algo de ahora, se ha mantenido una especie de “Guerra Fría” entre la Administración y los titulares de establecimientos de ocio en el centro, y que dependiendo de la época que nos toque vivir, se es más contundente o menos dependiendo de donde venga la orden, o desde donde venga la “molestia”. Podríamos hablar de este tema durante días o meses, sobre el incumplimiento de la normativa de ruidos (aunque sea música) en establecimientos que no pueden disponer de dicha música y que día tras día (noche tras noche) la mantienen sin que nadie diga o haga nada; por no hablar de la flagrante conculcación de la normativa anti tabaco, permitiendo a clientes en todo momento fumar en el interior de establecimientos (total, los que no fuman… que se traguen las sustancias nocivas… qué más da…; o se podría ampliar el debate respecto a si las autorizaciones administrativas caben para unos y para otros no.



Presto y dispuesto siempre uno (y en esta columna hay plena constancia de ello) a defender el comercio tradicional de la zona más recoleta de Marbella, el Casco Antiguo, se queda sin argumentos para ello cuando, un domingo PreReyes, es decir, apenas tres días antes de que Sus Majestades de Oriente arriben con regalos para todos, me encontré más de la mitad de las céntricas tiendas cerradas a cal y canto. En ese momento pensé (y tuiteé): “¿Y luego se quejan de que muchos se encierran en el horrendo centro comercial?”. Todos tienen derecho, claro está, al descanso y ocio dominguero, pero más cierto es que en unos días como esos, de consumo y adquisiciones masivas, hay que hacer un esfuerzo para otorgar a los potenciales clientes, posibilidades para comprar. Ya vendrán días en Enero para hartarse de descansar.

Como he tenido la posibilidad, en esta reciente Navidad, de conocer el ambiente festivo-comercial de las dos principales ciudades andaluzas, he sentido una sana envidia y un pensamiento de que ojalá Marbella pueda llegar siquiera a una parte de eso.

Para finalizar, también cronológicamente, la ansiada y esperada (no sólo por niños sino cada vez más, por mayores), Cabalgata de Reyes, en la tarde-noche del cinco de enero. Este año he tenido el honor y privilegio de vivirla por vez primera desde dentro. He podido comprobar la magia de unas horas, de unas calles atestadas de gente (ojalá estuvieran así siempre), pero desde una carroza he podido ver la ilusión, no sólo de niños sino -insisto- sobre todo de los padres y madres, al paso de la cabalgata. Me cuesta leer (como he podido hacer), críticas infundadas sobre el desfile de la noche de Reyes. Creo que el Ayuntamiento y concretamente la Delegación de Fiestas, han hecho un gran esfuerzo para dotar a Marbella de una gran fiesta con motivo de la llegada de SSMM.

Por tanto, y como decía al comienzo, una vez guardados los adornos navideños, aquí queda mi personal balance navideño en este pueblo mío. 
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