No digo nada nuevo si afirmo que el Marbella FC no está atravesando un buen momento. Los de Padilla están pagando demasiado caro los errores defensivos en distintos partidos en los que, por juego y ocasiones, ha merecido sacar mucho más.
De hecho las tres derrotas encajadas de manera consecutiva tienen un factor en común. En los tres partidos, el Marbella fue mejor que su rival, tuvo más ocasiones, no estuvo acertado de cara a gol y hubo algunos fallos individuales que condenaron al colectivo.
En Ibiza se podía haber puesto 0-2 a los tres minutos y en el minuto nueve perdía por 2-0. Ante El Ejido dos errores individuales propician dos goles en contra en los dos únicos acercamientos del conjunto almeriense y, este domingo, en San Fernando, dos saques de banda son suficientes para darle la victoria a los de la Isla.
Con esto quiero destacar que la suerte no está del lado de un grupo que está trabajando bien –solo hay que ir a los entrenamientos para ver la intensidad que le ponen todos los jugadores y el cuerpo técnico-.
A estas alturas, y tras cinco partidos sin ganar, es normal que se hable de dar un relevo al banquillo marbellí, pero yo mantengo mi confianza en Padilla, Uclés y el resto del cuerpo técnico. Saben lo que quieren y se están dejando el alma –y en muchos momentos la vida- por transmitírselo al grupo.
El presidente Grinberg está teniendo paciencia porque cuando ve los partidos puede comprobar que el Marbella es mejor que sus rivales. Así que creo que la mejor manera de cambiar esa mala suerte es mantener el cuerpo técnico. Ahora tocan dos partidos seguidos en casa que han de suponer un punto de inflexión en la temporada y donde Padilla y los suyos se jugarán el futuro.
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