Marbella es una ciudad apátrida y migrante, caleidoscópica en sus formas y tradicional en sus fondos. Una ciudad transida por una historia mestiza y plural en la que se dan la mano Roma, Bizancio, Al Ándalus y la cristiandad.
Así lo demuestra con denuedo su subsuelo. El Casco Antiguo es una estratigrafía histórica de un pasado rico, abundante y poderoso. Por no ahondar en tiempos prehistóricos, de los que el sustrato de cuevas y taludes está debidamente significado, documentado y estudiado.
No olvidar su industria protometalúrgica y minera que ha dejado sus cicatrices perfectamente visibles y, con ella, la incipiente burguesía del siglo diecinueve para dar paso, casi sin solución de continuidad, al boom de esa otra industria del turismo.
Pese a los vestigios, pese a la documentación histórica, con el trabajo denodado de asociaciones vernáculas como Cilniana, responsable del mantenimiento, impulso y cuidado de ese nutritivo pasado, Marbella carece de esa herramienta indispensable de recopilación, muestra, y apertura del conocimiento que sería un museo de la ciudad.
Un recinto vivo que nos explique el presente desde el pasado, que recoja, recopile, y aúne en un solo espacio todo el conocimiento aprehendido, que clasifique, ordene y contextualice en una línea de tiempo legible y coherente toda la riqueza arqueológica, antropológica y etnográfica de la ciudad.
Una herramienta que sirva para poner en valor lo que le es propio a Marbella más allá de tiempos, modas, gobernantes y población volátil, que sirva de autorreferencia para los marbelleros y marbelleras y de conjunto expositivo para los forasteros y forasteras.
Cuidar y entender, conocer nuestra historia, es el mejor instrumento para reforzar la identidad de la ciudad y con este refuerzo, construir querencias, sinergias e hilos con el pasado que ayuden a las nuevas generaciones a comprender la trascendencia o la curiosidad de una ciudad que, en ocasiones, parece querer mirar más allá de su propio pasado para reconstruirse de manera permanente sobre el olvido o el silencio.