Ante la aniquilación en Gaza

23/05/2025
La imagen se repite con una brutalidad que desgarra: niños cubiertos de polvo y sangre, hospitales bombardeados, familias enteras desaparecidas bajo los escombros. Lo que Israel está perpetrando en Gaza, y de manera más amplia en Palestina, ya no puede ser calificado con eufemismos. Es imperativo nombrar la realidad: estamos siendo testigos, y en muchos casos cómplices, de un genocidio en tiempo real. 

El término "genocidio" no debe usarse a la ligera. Sin embargo, la acumulación de pruebas, las declaraciones explícitas de intenciones de altos funcionarios israelíes y la sistemática destrucción de la infraestructura de vida en Gaza, así como el desplazamiento forzado y la deshumanización del pueblo palestino, cumplen con creces la definición legal y moral. No se trata de un "conflicto" simétrico, ni de una "guerra" en el sentido convencional. Es una masacre desproporcionada, alimentada por décadas de ocupación, apartheid y un sistema de opresión que ha negado la autodeterminación y la dignidad a millones de personas.

La raíz de esta tragedia no reside en una supuesta "guerra religiosa" o en un conflicto tribal eterno. Se encuentra en la lógica colonialista que ha operado en Palestina desde la Nakba de 1948, un proceso de desposesión y etnocidio que ha sido silenciado o minimizado por gran parte de la comunidad internacional. Israel, lejos de ser una víctima perpetua, es una potencia ocupante con un vasto arsenal militar y el apoyo incondicional de las potencias occidentales, especialmente Estados Unidos, que vetan cualquier intento de rendición de cuentas en la ONU.

No podemos guardar silencio ante la destrucción sistemática de vidas palestinas con la excusa de la "seguridad" de Israel. La seguridad real y duradera solo puede lograrse a través de la justicia, el respeto al derecho internacional y el fin de la ocupación. La idea de que se puede lograr la paz aniquilando a un pueblo es una falacia moral y estratégica.

Es el momento de exigir un alto el fuego inmediato y permanente, el fin del asedio a Gaza, la entrada irrestricta de ayuda humanitaria y la rendición de cuentas por los crímenes de guerra. Pero más allá de lo inmediato, debemos abogar por una solución justa y duradera que reconozca los derechos inalienables del pueblo palestino a la autodeterminación, al retorno y a vivir en paz y dignidad en su propia tierra. Esto implica desmantelar el sistema de apartheid, reconocer el estado palestino y trabajar hacia una coexistencia basada en la igualdad y la justicia para todos los habitantes de la región.

No podemos permitir que el miedo o la manipulación nos impidan ver la verdad. El genocidio en Palestina es una mancha imborrable en la conciencia global. 
HC Marbella International Hospital
Contar el cáncer
Dental Mahfoud
Hidralia 2
Roma Abogados
Opera Fundación Banus
Blogs
El tiempo en Marbella
EL TIEMPO HOY
El Esplendor
JVL
Marbella24horas.es 2025 ©