Despedir el año siempre cuesta porque uno hace balance y la verdad que, en ocasiones, o salen beneficios o las deudas, emocionalmente hablando, embriagan nuestra cuenta corriente. En un arranque de melancolía prenavideña decidí salir a la calle, pasear por Marbella. Y me llevé una sorpresa muy agradable. No me esperaba que volviera a renacer el espíritu navideño.
Las luces han inundado cada rincón de nuestra hermosa ciudad. No sé si eso esconderá los verdaderos problemas que existen pero por lo menos son una buena tapadera para calmar los ánimos más desalentados. Las cosas como son, Marbella luce ahora más bonita que tiempo atrás. Recordando hace unos años la tristeza de los espacios más emblemáticos de la vieja Salduba me hacía mucha ilusión recibir este periodo del año con un pueblo embellecido de tal manera y creo que eso se notará. Recibiremos el año con otro aire.
Sí es cierto que algo está cambiando o por lo menos eso se intenta disimular. En cada distrito o barriada las glorietas serpenteantes se llenan de regalos, carrozas, árboles, campanas o cualquier motivo que sea reflejo de la época en la que estamos ya inmersos. Pero, sin lugar a dudas, el centro histórico se lleva la palma de oro. Tengo dos rincones favoritos que ya el año pasado me resultaron sorprendentes, la calle Enrique del Castillo, o para mi entendimiento la calle de la Fuente del Caballo, con ese majestuoso árbol con las luces gélidas que no hacen sombra a la de las grandes ciudades. Y uno que este año me ha hecho verlo desde otra perspectiva. Si te colocas en la intersección de Huerta Chica y Calle Peral, mirando hacia el mar, podrás tener una visión de una diagonal en toda regla con Miguel Cano. Creo que ésta es la foto de la Navidad. ¡Sería el selfie perfecto! ¡Probadlo!
Este año estrenamos calles por decorar, como la anteriormente nombrada, Miguel Cano, que ha quedado muy bonita con esos adornos que ya fueron expuestos en Málaga capital. Ahora no hay espacio ni en las cafeterías para sentarse y merendar. Eso es buena señal. Y la calle Notario Luis Oliver que, para mí, es una calle con muchas posibilidades de futuro pero que ha quedado muy triste con esa tala de árboles y que ahora parece un bodegón sin fruta, a pesar de los caramelitos de colores que adornan el trazado. Caminar sin coches, sin humos y sin prisas se puede convertir en un hábito muy saludable para oxigenarnos pero habrá que darle tiempo a esta recién inaugurada área de Marbella.
Creo que la peatonalización del centro es una buena herramienta para dinamizar el comercio y fomentar el potencial que tienen nuestras calles. Dar un paseo, respirar el ambiente y ser partícipe de la transformación de una ciudad creo que es, cuanto menos, ilusionante. Además, en estas fechas una ciudad cobra más vida y más nosotros acostumbrados a vivir en la calle. Las luces se convierten en un gran reclamo, sobre todo, porque se convierte en una tradición para las familias y amigos visitarlas. Luego subirán las fotos en las redes sociales y nuestra ciudad navideña competirá en belleza con el resto de las ciudades engalanadas para la ocasión. Yo quiero comprobarlo, de hecho ya lo he hecho y nuestra Marbella, por ahora, tiene mucho que decir.