Calles cambian... ¿A mejor?

Una de las calles que siempre me ha gustado de Marbella porque era fresquita con sus árboles y llegaba al mar era la ya actualizada Avenida Miguel Cano. Estos días he pasado caminando como si de una turista se tratara y mi experiencia ha sido un poco inquietante. Ahora mismo voy a dejar de ser Miriam González, marbellera desde que nací y que ha "pateado" las calles de la ciudad por formación profesional, para convertirme en una turista más que refleja en estos párrafos su experiencia tras caminar por esta remodelada arteria de Marbella.

En primer lugar me llama la atención que la parada de caballos de la que me habían hablado que se situaba al comienzo de la avenida ha desaparecido. Ha cambiado o no se sabe dónde se ubicará ese atractivo que ha satisfecho los deseos de conocer la ciudad de muchos turistas durante más de medio siglo. La verdad que un paseo a caballo puede ser una alternativa muy divertida, eso sí destacaría otro debate: qué indumentaria y qué normas deberían seguir los conductores de las calesas para que este atractivo sea aún más atractivo, valga la redundancia, así cómo las instituciones cuidan a este personal que forma parte de la oferta turística de la ciudad. Todo no depende de uno sólo. Pero éste es otro debate.

En el inicio de mi andadura y mi experiencia como viandante de una nueva avenida me asalta otra duda. ¿Realmente esta calle es nueva, se ha modificado? Pues pregunté a los taxistas, los cuáles he de matizar que tienen los coches impolutos, y su respuesta fue más que afirmativa. Además, han tenido que soportar, tanto ellos como los vecinos, las fastuosas obras que se han desarrollado durante meses. Antes aquello era una procesión de coches, ahora es peatonal. Pero mi inquietud me llegaba a analizar el suelo, discúlpadme los ingenieros que saben de pavimentos, pero es que el firme que yo pisaba estaba o sucio o semejaba un espacio por el que habían pasado innumerables personas pero que no habían trabajado con ahínco los servicios operativos de la ciudad. Con ello no quiero decir que sea cierto pero considero que no ha sido la mejor elección el suelo con el que han tapizado esta gran avenida. Me resultaba, incluso, desagradable pasear, creyendo que por esta solería había quedado los restos de una verdadera “fiesta de la primavera juvenil”. Está tan oscura, con tantas manchas que, sinceramente, no me ha gustado.

Lo que, como turista y ciudadana marbellera, me agradó es que fuera peatonal. Puedes despreocuparte porque los coches ya no serán los molestos protagonistas. Creo que la avenida, de esta forma, gana en presencia, y además si se sabe aprovechar puede convertirse en un centro comercial abierto de gran calidad. Ya veo los bares, terrazas, comercios que a estas alturas van ganando cada vez más adeptos. Lo que me hace pensar qué opinión tendrán los vecinos, sobre todo, bien entrado el verano, temporada alta para nuestra ciudad. Lo importante es saber llegar a un consenso y que el espíritu con el que nace esta nueva avenida guste tanto a turistas como a marbelleros. Eso sí, la adornaría con un toque de color o de olor primaveral de flores. Pero, por favor, con tino, que la calidad no está reñida con el mal gusto, sino todo o contrario.