Época de cambios, caída de la hoja, vuelta al cole, a los trabajos, a los atascos, a la rutina, en general. Comenzamos nueva estación del año con una nueva subida de la luz, concretamente la cuarta en lo que va de 2013. No está nada mal para los bolsillos que, cada vez, se resienten más de esta maltrecha crisis. No quiero ser nada pesimista para dar la bienvenida a este tercer cuatrimestre del año sino todo lo contrario. Los colores van cambiando; ya han pasado los tonos pastel de la primavera, los tonos flúor del verano y ahora toca los ocres y marrones de la naturaleza que va renovando el vestuario de matices.
Septiembre ya está casi listo pero, desde mi punto de vista ha dejado en Marbella un buen sabor de boca. Septiembre ha dado un toque de más color al incipiente otoño. Sólo basta pasear por sus calles y ver ese bullicio de gente. Los turistas. Sí, el veranillo de San Miguel, último resquicio del verano, ha atraído a un buen número de personas a visitar lo mejor de nosotros, nuestra gastronomía, nuestros rincones para conocer nuestra forma de ser y de regalar. Sí, regalar…porque nosotros ofrecemos una experiencia única a todo aquél que pone a Marbella en su hoja de ruta.
El otro día paseaba por Puerto Banús. Parecía que volvíamos al resplandor de años anteriores. Coches de última gama, tiendas de las más rompedoras a nivel mundial con escaparates que hacen soñar, visitantes que se entremezclan con variopintos personajes que parecen sacados de una revista. Pero lo que más me ha llamado la atención son esos grupitos de casaderas y casaderos de habla inglesa que vienen a nuestra ciudad a despedir la soltería por todo lo alto. Se pueden reconocer a la primera, no es necesario ni que lleven carnet identificativo. Parecía que habían desaparecido durante las vacaciones estivales pero no…ahora han regresado y con más fuerza.
Lo que me encanta de Septiembre, sobre todo, es poder ir a la playa sin aglomeraciones; continuar con la rutina de hacer deporte sin necesidad de chocarte con viandantes que intentan también disfrutar del paseo marítimo; que todo vuelve a la normalidad aunque sigan llegando personas procedentes de todo el mundo que vienen a gastar sus días relajadamente, sin ataduras, y con la premisa de que de Marbella al cielo y que nuestro clima sigue siendo uno de los mejores del mundo, y qué decir de la calidad de vida. Marbella está bonita en cualquier estación del año, pero ahora que ya estamos en otoño me parece aún más misteriosa, más divertida si cabe e, incluso, más aventurera. Yo animo a todos aquellos que no la conozcan que la miren y admiren porque, aunque cambie la tonalidad, sigue siendo la perla del mar.