Bueno ya estamos en la segunda quincena del verano. ¿Y eso qué significa? Que tenemos que hacer un pequeño balance del playeo veraniego. Y es que, en muchas ocasiones, visitar las playas de nuestra ciudad se convierte en toda una experiencia y cada cuál tiene la suya. Además, ahora nuestras aguas ya están bendecidas por la patrona de Marbella, la Virgen del Carmen, después de que el pasado 16 de julio recorriera en barco su villa, vista desde otra perspectiva. Y es que Marbella mira al mar. No sé si la señora de la antigua Salduba quería, además de ver a sus vecinos, comprobar in situ cómo están los rincones más concurridos por estas fechas.
Y sí es verdad, ir a la playa puede convertirse en toda una odisea. Podemos encontrarnos todas las situaciones, a todo tipo de personajes e incluso podemos vivir más de mil y una peripecias. Y menos mal que ya tenemos socorristas que nos salvaguardan nuestras vidas, porque después de un inicio de verano nada positivo en número de incidentes en el resto de las costas españolas creo que era hora de que el Ayuntamiento hiciera sus deberes para cuidar a sus marbelleros y turistas.
Marbella tiene no sé cuántas playas con banderas azules. Este año, las aguas están limpitas y parece ser que la típica llegada de medusas a la costa se está retrasando. ¡Mira que estos bichos tienen apego por los bañistas! Pues que me disculpen pero, de momento, estamos muy a gusto sin su visita. Son como esos “madrileños” que vienen de “enteraos” (que conste que mi familia es madrileña y no todos son iguales) y dicen que han estado una semana con la “yet set”, cuando después hacen turismo de Mercadona y no gastan ni un solo céntimo ni en los restaurantes, ni hoteles, ni tiendas de la ciudad. Que su visita, al igual que la de las medusas, se la pueden ahorrar. Marbella, según dicen, es el segundo destino más caro para viajar en España, ¡pues mira no se merece menos!
Y si hay una situación que no soporto en la playa es la misma que se repite todos los años. Llegas temprano. Toda la arena de la playa para ti. Te ubicas con tu toalla. Te metes en el agua con la intención posteriormente de tomar el sol. ¡Fastidio! Mientras nadabas cuál sirena por el Mediterráneo ¡zas! Te han plantado una sombrilla justo pegada a tu espacio. Pero vamos que la playa sigue con kilómetros vacíos a tu alrededor. ¿Por qué la gente se quiere pegar tanto? Si hace mucho calor. Nunca lo entenderé.
La sombrilla, los niños tirando bolas de arena, la gente que juega a las palas como si se le fuera la vida en ello, las colillas que impregnan toda la playa de basura y tienen que ir después los servicios operativos con la máxima cautela para que no digamos luego….¡Hay que ver que no se limpian las playas! Pues a esta cuestión el único culpable es el que no respeta a los demás y no quiere mantener su entorno como una patena para que todos podamos disfrutar.
Pero, a pesar de todo, la playa también ofece mucho más. Es un lugar para el encuentro de amigos, de familia, de domingueros, de gente que no tiene playa en sus ciudades y que vienen a disfrutar aunque sea unas horas de ellas. Y de relax, de momento zen, de respirar la brisa del mar tan apropiada, de curar sinusitis, de diversión, de moragas con precaución, de largos paseos, de muchos sueños y pensamientos. La playa es parte de nosotros y por ello, desde aquí, y para no romper este momento tan romántico, reclamo una mayor atención, y envío un mensaje a todos: Tenemos que cuidar nuestro entorno, tenemos que respetarlo y, sobre todo, cuidarlo. Es un tesoro que tenemos en Marbella. El mar es el que nos vio nacer y el que, desde sus profundidades, nos enseña a amarlo.
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