Gaza, basta ya

¡Basta!, ¡basta ya!, lo suplico.

Han pasado demasiados días en que estas líneas debieran haber visto la luz. Días, semanas, meses. Sigo manteniendo las manos atadas. Todo mi cuerpo está amordazado. Inmóvil, inerte. No quiero, y lucho por ello, que esa misma actitud llegue a mi conciencia. Me niego.

Me resultan gravemente ignominiosas las malditas decisiones, por acción u omisión, que están tomando los representantes del Estado judío de Israel. Su presidente, Isaac Herzog, ya no simboliza la unidad del país. Lo quiere hacer también y por la fuerza con la tierra y el sentimiento de país de otros: Palestina y los palestinos.

Fue el Consejo de Derechos Humanos de la ONU quien ya hace años identificó que se estaban ejecutando crímenes de guerra, también por parte de Hamás como por las fuerzas de defensa de Israel, en clara violación del derecho internacional en los territorios de Gaza y Cisjordania.

Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel y que ostenta el poder ejecutivo -al igual que otros tres líderes de Hamás-, tiene desde noviembre de 2024 una orden de detención a nivel internacional dictada por la Corte Penal Internacional, por crímenes de exterminio, del uso del hambre como arma de guerra, por la denegación de ayuda humanitaria y, dados los hipócritas eufemismos, por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad en relación a la Guerra de Gaza. El Estado de Israel y Benjamín Netanyahu son los ejecutores de esta masacre.

Se cumplen ya 80 años (enero, 1945) de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz. Todos tenemos en nuestras retinas fotos de niños y adultos en lamentables condiciones de salud, mostrando no sus cuerpos sino más bien sus esqueletos. Me resulta indignante -me excuso por ello- pero creo es necesaria la comparativa en la foto que se muestra, esta vez a la derecha la más obvia de un niño: Gaza 2025. Las estamos viendo todos los días en TV peores, con cadáveres de mujeres y bebés, de total destrucción de viviendas y hospitales. De pánico y terror.


Fuente: HIstoria Islámica / Instagram

En pocas horas -he leído que será en cuarto lugar- un representante de ese Estado ejecutor: Israel, saldrá a las pantallas de millones de espectadores con un espectáculo y una canción para impresionar. Al acto se le llama Eurovisión. A esa misma hora es muy posible y probable que bombas de ese mismo Estado estén masacrando a la población de Gaza. Se esté llevando la vida de más indefensos. Una bomba, una bala de fusil o un cañonazo de un tanque ¡que mas da!

Nuestros representantes políticos europeos han dejado marchar este tema en demasía. También su oposición. La levedad de las decisiones tomadas, tanto a nivel de Unión Europea como particularmente de país, no han aportado nada. Mucho más, y aún así insuficiente, se hizo con las sanciones a Rusia sobre la guerra con Ucrania. ¿Por qué no ya con Israel? ¿Le tenemos miedo? ¿A qué? ¿Dependemos tanto de ellos? ¿Nuestra seguridad europea se vería comprometida? ¿Hasta cuándo estaremos en esa malentendida deuda del genocidio contra la población judía en la II Guerra Mundial? ¿Aquello le da pasaporte y vía rápida para que Israel haga lo que le de la gana? ¿Por qué le ampara EEUU? ¿Debemos poner en venta nuestra dignidad y nuestra conciencia? No, ¡basta, ya!

Israel debe ser expulsada de todos los organismos europeos, oficiales y privados, en los que participa. Sí, incluidos los lúdicos: Eurovisión, Champions Ligue de fútbol, Euroligue de baloncesto, cualquier deporte y claro que sí (bandera olímpica) también de los Juegos Olímpicos. Israel, curioso que quien haya solicitado su imputación a la Corte Internacional sea Sudáfrica, quien junto con Cuba ha sufrido el mayor apartheid que se recuerde, debe sufrir el bloqueo económico y social de Europa, y de quienes fuera de Europa también se sumen a ello.

Debe ser, mejor dicho es, la exigencia de una ciudadanía con valores. No hay derechas ni izquierdas que puedan discrepar en la condena, y más allá de los crímenes cuyas imágenes vemos en los medios. No hay derecho, ni derechas ni izquierdas, que puedan admitir que se expulse a una población de su lugar de origen y residencia. No hay derecho tampoco, ninguno sin excepción, a que hombres y mujeres continúen retenidos por las fuerzas de Hamás. Como propuesta, de momento, serían las fuerzas de la ONU (ha ocurrido en otros conflictos) quienes debieran ocupar y salvaguardar esos terrenos, esas fronteras, ese país, esos hospitales y ayuda humanitaria a esa población.

Judíos, musulmanes, creyentes o no, católicos, cristianos o no, agnósticos, ateos, gentes de buena voluntad, unámonos en ese ángelus, en ese misterio de la encarnación y en la esperanza que la humanidad tiene salvación. Reitero mi súplica y rotundamente les digo: ¡Basta ya!, actúen por favor.