Quedan dos años para las próximas elecciones municipales, estamos aún a media legislatura, pero los partidos locales ya han puesto a funcionar su maquinaria, más aún desde que hace días, en los mentideros políticos, no para de hablarse de una encuesta interna del PP según la cual perdería la mayoría absoluta si los comicios se celebrasen en este instante. Se abriría, por tanto, la hora de los pactos, en los que Rafael Piña y OSP tendrían la llave del gobierno. Su decisión, ahora mismo, sería clara a favor de un tripartito junto a PSOE e IU. De todas formas, con tanto tiempo por delante, es difícil descartar del todo una coalición PP-OSP, sobre todo porque en política todo es posible.
La precampaña se presenta larga, muy larga. Veremos si los ciudadanos aguantan tanta refriega en unos tiempos en los que cada vez son más los que están hartos de política. Quizá sea un riesgo, pero es evidente que los partidos van a poner toda la carne en el asador con mucho tiempo por delante, tal vez demasiado, o tal vez no.
Al margen de los planes internos de cada uno, les han animado especialmente los comentarios surgidos en los últimos días sobre las encuestas internas que manejaría el PP y en las que los resultados no serían nada halagüeños para el partido que gobierna el Ayuntamiento. Se habla de que perdería la mayoría absoluta y hay hasta quien dice que de forma muy clara, en plan batacazo.
En la oposición se frotan las manos y se preparan por si los datos llegaran a confirmarse. Estos partidos no tienen presupuesto para dedicarlo a la demoscopia y, por tanto, deben basarse en los que suele realizar el PP y que les llegan a través de las filtraciones, interesadas o no.
La pérdida de la mayoría absoluta podría extrañar, aunque quizá no tanto. No olvidemos que en las pasadas elecciones el PP se dejó 1.000 votos respecto a las anteriores, lo que le supuso tener un concejal menos. Por otro lado, el desgaste que está sufriendo el partido en el Gobierno de España es muy importante y, como le ocurriera al PSOE local en los pasados comicios en los que perdió tres concejales, ahora el turno le puede llegar a los “populares”.
También podemos añadir patinazos locales como la ampliación de La Bajadilla, un duro golpe a la línea de flotación del Equipo de Gobierno, pese a su campaña de distracción intentando echarle el problema a la Junta.
Todo ello podría originar el resultado que vaticina la citada encuesta, por lo que las alarmas han saltado ya en todos los partidos, por distintos motivos, claro. Hace unos días, el periodista José Carlos Villanueva, siempre bien informado, apuntaba la existencia de esos sondeos internos e, incluso, la posibilidad de que Ángeles Muñoz no se presentase, para no perder, a las próximas elecciones. Se abriría, por tanto, la carrera sucesoria en el PP local.
Y en la oposición, sueñan ya con ese posible escenario y un tripartito para formar equipo de gobierno. Según las encuestas mencionadas, OSP se mantendría, mientras que subirían IU y PSOE, recogiendo los concejales que perdería el PP. Todo ello abriría la puerta a los pactos, en los que la llave sería para Rafael Piña y su formación segregacionista.
El líder de San Pedro tendría la sartén por el mango en esa hipotética situación y podría pedir a sus anchas. A partir de ahí, cabría preguntarse ¿quién estaría dispuesto a darle más?, PSOE-IU o el propio PP para seguir gobernando. Se puede descartar, casi al cien por cien, que ahora mismo a Piña se le pase por la cabeza la alianza con la derecha, ni siquiera que la contemple dentro de dos años, pero en política todo es posible.
Es fácil pensar que OSP quiera los dos distritos en que se ha dividido administrativamente San Pedro Alcántara y, por supuesto, también el de Nueva Andalucía. Darían un buen bocado al pastel en su territorio de referencia, generando una segregación de facto, y dejando el resto del municipio para sus socios de gobierno, los partidos de izquierdas o, insisto, el propio PP.
Todo ello, sin perder de vista cómo puede repercutir la nueva Ley de Bases de Régimen Local que quiere poner en marcha el Gobierno de Rajoy.
Son muchas quimeras y mucho tiempo el que tendremos por delante para resolverlas. A quien le guste la política, este tiempo se presenta apasionante. A quien no, terminará seguramente harto. Pero en juego estará, como cada cuatro años, el futuro del municipio y de todos los marbelleros y sampedreños.
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