Estuvo prácticamente desaparecida durante los dos años que pasó en la oposición. Tras su regreso a la Alcaldía siguió prácticamente igual, con el gobierno del municipio como algo secundario, más centrada en sus viajes al Senado, que la ocupaban durante buena parte de la semana.
En ese tiempo fueron largas sus ausencias de la vida pública local, hasta el punto de que la oposición le reclamó algo obvio, más presencia en el municipio. El 17 de septiembre de 2017, por ejemplo, Ciudadanos (Cs) le pidió que dejara su puesto en el Senado y se centrara en Marbella.
En febrero de 2018, José Bernal (PSOE) dijo que el municipio “no merecía una alcaldesa a tiempo parcial”.
Pero a Ángeles Muñoz le dio igual, ella a lo suyo. Lo cierto es que ya la conocemos, son 10 años gobernando y no nos sorprende en casi nada.
Cuando más se la ve por Marbella es en campaña electoral, entonces, como ocurre ahora, no hay quien se la quite de encima. Su actividad es frenética, ruedas de prensa, fotos por doquier, no para de arreglar el mundo a diario, de prometer el oro y el moro. Trabaja un par de meses para estar luego cuatro años a lo suyo, podría ser el resumen. Es la de siempre.
Encima, esta vez las matemáticas son distintas, las cuentas no le cuadran como en elecciones anteriores. Sabe que tendrá difícil llegar a diez concejales y que dependerá de la fuerza que pueda tomar en las locales Ciudadanos, su gran rival, que le ha comido el terreno a marchas forzadas en autonómicas y generales, así como la irrupción que consiga tener Vox. Con estos últimos lo tendría hecho, pero lo de los naranjas está por ver.
Aunque ella continúa como en sus mejores tiempos. Sigue tocando resortes muy similares a los que auparon durante años al gilismo, y a ella en 2007. Los tiempos han cambiado, pero es la misma.
Su último presunto golpe de efecto ha sido presentar un grupo de diez independientes (no afiliados) que ha gustado muy poco. El tiro parece que le ha salido por la culata.
Ya en las pasadas elecciones, en su candidatura hubo 15 independientes, contando también los que iban como suplentes. Siempre ha querido dar la imagen de que la sociedad civil, ajena a la política, la apoya, pero ahora ha pegado el petardazo
La incorporación que más ha cantado es la de Enrique Agüera, de la ya totalmente retratada plataforma por el deporte y presidente del Club Baloncesto Marbella, cargo del que debería dimitir de inmediato para no politizar al decano de la provincia de Málaga. No creo que tenga intención de hacerlo, sino más bien de utilizarlo para sus intereses, que ahora son partidistas. En la lista del PP va a restar más que a sumar. Al tiempo.
Establecer como página de inicio
Añadir a favoritos
