Que un político del PP mienta por norma ya no es ni noticia. Su nuevo líder, Pablo Casado, se ha convertido en el gran campeón de distorsionar la realidad a su antojo, y va creando escuela, aunque alumnos y alumnas aventajados ya existían antes de su llegada.
Aquí en Marbella siempre les ha gustado la mentira y, por eso, ya no sorprende que ahora estemos asistiendo a toda una campaña de falsedades para intentar tapar la gestión económica que se ha realizado.
Y hasta tenemos a Ángeles Muñoz llamando mentiroso a todo el que no le dé la razón, incluido este medio de comunicación.
La realidad es solo una. Este pasado lunes se aprobó un plan de ajuste porque el equipo de gobierno se había saltado el techo de gasto en 55 millones de euros durante 2018. Esto no admite mayor opinión en contra, por más que busquen poner paños calientes.
Y lo que va a traer como consecuencia lo puede entender cualquiera, llevándolo a la economía doméstica. Cuando uno gasta más, en este caso de lo que le permiten, después hay que equilibrar la cuentas. Y eso solo se puede hacer o ingresando más o recortando gastos, o con ambas cosas.
Muñoz repite que no habrá recortes después de haberse saltado el techo de gasto, pero es mentira. Claro que los habrá, aunque es cierto que el plan de ajuste que ha presentado está dulcificado porque estamos en campaña electoral y se le podría alborotar el gallinero con algo más traumático.
Llama la atención, y mucho, que el último informe no lleve la firma del interventor municipal, que también se ausentó del pleno del pasado lunes, sino la rúbrica de la funcionaria María Belén Fernández López, como interventora accidental.
La última vez que uno de los altos funcionarios municipales se quitó de en medio fue en la aprobación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en 2009. Aquello ya sabemos cómo terminó, y esto también huele a chamusquina.
Porque lo más normal es que la Junta de Andalucía y el Ministerio de Hacienda devuelvan ese plan de ajuste al Ayuntamiento, ya que es absolutamente irreal, sin calcular muchas de las medidas que propone, y ocultando los verdaderos ajustes que son necesarios.
Pero eso, si ocurre, será ya después de las elecciones municipales, con lo que se habrá salvado esta patata caliente por parte del equipo de gobierno.
La alcaldesa y el concejal de Hacienda, Manuel Osorio, puede seguir mintiendo, casi lo llevan en su ADN. Pero hay datos incuestionables como que la ejecución de inversiones reales ha sido solo del 33%, ya que no se han hecho obras de gran calado, y que del remanente de tesorería solo se han gastado 130.000 euros. El despilfarro, por tanto, ha sido en privatizaciones inútiles.
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