¿Cómo se puede blanquear dinero en un club de fútbol de Segunda B?

26/11/2017
Este domingo se cumplen dos meses desde la operación policial contra la mafia rusa en la Costa del Sol en la que se ha visto envuelto el Marbella FC y su presidente, Alexander Grinberg, que ingresó unos días después en la cárcel de Alhaurín de la Torre en prisión provisional, donde todavía se encuentra. Con la perspectiva que da el tiempo, lejos ya del impacto inmediato de lo que ocurrió, es buen momento para reflexionar sobre aquellos acontecimientos.  

La llamada operación Oligardkh sigue dejando a día de hoy muchas sombras y un poso de exagerado triunfalismo policial. A primera vista se percibieron ya bastantes errores y aseveraciones que pueden ser difíciles de demostrar posteriormente y que, de momento, han hecho ya mucho daño.

Lo más bochornoso, sin duda, es que la Guardia Civil no haya aclarado públicamente a día de hoy que las armas que se incautaron en uno de los registros que se realizó el 26 de septiembre no eran de fuego, sino más bien de juguete, ya que servían para practicar una modalidad deportiva denominada 'airsoft', basada en la estrategia militar, parecida al "paintball'.

Tuvieron que ser los abogados, y el propietario de las armas, un joven ruso, los que en redes sociales pusieran luz al asunto, recogido después por algunos medios de comunicación. Pero el perjuicio ya estaba hecho porque además de la fotografía se facilitó un vídeo que emitieron todas las televisiones nacionales.

La Guardia Civil sabía, obviamente, que aquellas armas eran de juguete, pero aun así difundió su incautación para dar mayor realce a la operación, en un comportamiento difícilmente aceptable y que apunta a fines propagandísticos.

Igualmente llamativa fue la nota de prensa que hizo pública la Benemérita en la que, como es preceptivo en estos casos, no se respetó la presunción de inocencia de los detenidos, por más que algunos fueran supuestamente peligrosos delincuentes internacionales.

Sobre el presidente del Marbella FC, Alexander Grinberg, aseguraron que era una de los líderes de las estructuras de la mafia rusa asentadas en España. Resulta claro que se debería haber utilizado la palabra "presuntamente".

Además, se señalaba al Marbella FC como parte del entramado. El daño mediático ha sido desproporcionado, ya que el mandatario fue el único al que la ciudadanía pudo poner cara de todos los detenidos.

Conozco a nivel profesional a Alexander Grinberg desde comienzos de 2013, es decir, va a hacer ya casi cinco años. En Marbella24horas fuimos ofreciendo en primicia, desde finales del año anterior, todos los detalles sobre su llegada al club. No fue él quien vino a buscar una bicoca para blanquear, como asegura la Guardia Civil, se le fue a buscar y al final se le convenció para que ayudara a un club que estaba moribundo.

Fueron dos aficionados locales, Antonio Decoz y Paco Trujillo, entonces miembros de la gestora que intentaba salvar a la entidad de su desaparición los que, a través del también empresario ruso German Pastushenko, contactaron con Grinberg y lograron que se hiciera cargo de la entonces Unión Deportiva Marbella.



Así se convirtió en el mecenas de la entidad, en la que ha estado poniendo el dinero, para entendernos. Su gestión durante estas cuatro temporadas y media ha estado marcada por la austeridad. Nunca ha habido dispendios y su modelo, lo ha dicho públicamente en varias ocasiones, era el del Éibar, es decir, llegar a Primera División gastando lo mínimo. 

Todo ello resulta muy contradictorio con las acusaciones de la Guardia Civil ya que, si estaba supuestamente blanqueando dinero en el club, lo normal quizá es que los presupuestos hubieran sido millonarios.

Pero cualquiera que conozca la entidad sabe que nunca se ha nadado en la abundancia ni ha existido despilfarro alguno. Al contrario, Grinberg exigía que una parte del presupuesto saliera de ingresos publicitarios y, además, se rodeaba de socios para que le ayudaran a la hora de poner dinero.

El último, la pasada temporada, el italiano Raffaele Pandalone, con cuya aportación pudo elevar los gastos hasta un millón de euros. También resulta curioso que, si el Marbella FC es una máquina de blanqueo, se le abrieran las puertas a este inversor, dejándole conocer toda esa supuesta trama.

Sin querer enmendar la plana, obviamente, ni al a Guardia Civil ni a los jueces, que saben mucho más que yo sobre tramas de blanqueo, sí probablemente conozca mejor que ellos al Marbella FC y, en general, el fútbol de Segunda División B.

Y, llegados a este punto, debemos plantearnos la pregunta que encabeza este artículo. ¿Cómo se puede blanquear dinero en un club de fútbol de Segunda B?

Porque se puede calcular que, durante sus años en el club, Grinberg se ha gastado unos dos millones y medio de euros, un dinero a fondo perdido que, se podría decir, ha tirado a la basura, ha desaparecido.

Pero esto no solo ocurre en el Marbella, sino en la mayor parte de equipos de esta categoría, que es ruinosa y donde no existen fichajes millonarios para inflar.

Por el contrario, el blanqueo de capitales supone invertir dinero negro de procedencia ilícita en un negocio que proporcione ganancias susceptibles de convertirlo en legal.

Por tanto, y desde el sentido común, parece imposible lavar dinero ni en el Marbella FC, ni en cualquier otro club de Segunda B, que son pozos sin fondo por los que 'tirar' el dinero.

Y, además, esto como percepción personal, no creo que Alexander Ginberg pueda ser un líder de la mafia rusa. Por tanto, solo queda esperar a que actúe la justicia, que siempre es muy lenta, y todo esto se aclare, aunque el daño moral y mediático ya está hecho.
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