El director de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AA-CID), Enrique Pablo Centella, ha presentado una evaluación de esta estrategia que, en sus palabras, confirma que la comunidad se encuentra en la "senda correcta en la planificación y gestión de los recursos". Centella ha estado acompañado por la jefa de la Unidad de Planificación y Evaluación de la AACID, Carmen Vélez, y el coordinador de este documento, Juan Murciano, del Instituto de Estudios de Economía, Evaluación y Empleo (I3E).
En los tres años de vigencia del plan, la Junta ha apoyado la ejecución de 813 proyectos de desarrollo, con una inversión de 263 millones de euros, de los que se ha ejecutado un 83,5%. De esta cantidad, el 88% ha sido aportado por la AACID y el resto por otros entes de la Administración autonómica. Las organizaciones no gubernamentales para el desarrollo y la propia Administración concentran casi el 90% del presupuesto, seguidos de organismos multilaterales (UNICEF, OEI, OMS, ACNUR), con un 6,14% dedicado a líneas temáticas de trabajo en una programación global única.
El próximo Plan Director de la Cooperación Andaluza, señaló Centella, "se va a elaborar aumentando aún más, si cabe, la participación de la sociedad andaluza en su conjunto", y tendrá en cuenta las lecciones aprendidas en el periodo anterior para mejorar la planificación estratégica de las políticas de solidaridad de la Junta.
El director de la Agencia también ha agradecido la labor de todos los agentes andaluces de la cooperación, que -recordó- "son quienes han hecho posible con su esfuerzo y su compromiso que las líneas de trabajo del PACODE se hayan plasmado en resultados tangibles que mejoran las vidas de millones de personas en los países más empobrecidos".
Asimismo, ha destacado el trabajo de las universidades andaluzas, que han incrementado su participación en la ejecución del PACODE, desde un 0,26% en 2008 hasta un 4,91 en 2010, año en el que se renovaron los marcos de colaboración con estas entidades.
En cuanto a los cinco objetivos del Plan Andaluz de Cooperación para el Desarrollo, de su evaluación se han extraído también recomendaciones elaboradas a partir del trabajo de campo y de las aportaciones de los agentes. Así, para el objetivo 1 del Plan (examinar la eficacia en la aplicación de la estrategia propuesta), se ha recomendado aumentar la concentración geográfica en el próximo plan director, así como fortalecer la cooperación técnica.
Respecto a la consolidación de la acción humanitaria andaluza, consignada como objetivo 2, se ha aconsejado fortalecer la prevención como medio para mitigar las catástrofes y aumentar la difusión del buen trabajo realizado entre la ciudadanía andaluza.
El objetivo 3 (fortalecer la educación para el desarrollo) se ha logrado según lo dispuesto y hoy ya se habla de un modelo andaluz de educación para el desarrollo. Para profundizar en esta línea de trabajo, se recomienda actualizar las estrategias dirigidas a la elaboración del nuevo plan director y promover la responsabilidad social corporativa entre el tejido empresarial andaluz.
También se han subrayado los logros obtenidos en relación con el objetivo 4 (mejorar el ciclo de la cooperación andaluza), aunque se ha recomendado agilizar la elaboración de los planes anuales.
Por último, es el objetivo 5 (mejorar las capacidades de los agentes andaluces) es el que presenta mayor espacio para avanzar. Por ello, se ha instado a la AACID a que la formación de los agentes de la cooperación y el desarrollo se convierta en un objetivo específico de la cooperación andaluza.
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