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Un juez define como una "pocilga" los juzgados de lo civil de Marbella

J. C. A. | 09/02/2020
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Un juez define como una "pocilga" los juzgados de lo civil de Marbella
  • La sede judicial de Arias de Velasco en Marbella.
El juez Miguel del Castillo del Olmo, titular del Juzgado de 1ª Instancia número uno de Marbella, ha vuelto a denunciar la mala situación de las sedes judicial de Marbella y, esta vez, se centra en la de la avenida Arias de Velasco, donde habla de "peste a orina" y de "sensación de asco" mientras se celebran juicios. Pide que lo saquen de la "pocilga" en la que trabaja. 

A través de una carta enviada a Marbella24horas, (que se puede leer íntegramente más abajo), el magistrado vuelve a alzar la voz contra el estado de las distintas sedes judiciales del municipio, con especial atención a en la que él trabaja. 

Ya el pasado mes de octubre hizo pública a través de este digital una primera reflexión que tituló "Marbella. La Justicia muerta", en la que alzaba la voz contra el "estado tercermundista" de los juzgados.

También señalaba que los profesionales trabajaban en sótanos "llenos de cucarachas y roedores", en sedes que eran "una vergüenza para una ciudad del prestigio y la grandeza de Marbella".

Ahora, vuelve a hacer público un artículo, que ha titulado "De juicios y orina", en el que critica las condiciones de la sede situada en Arias de Velasco, donde se celebran los juicios civiles. 

Se centra en los olores a orina que asegura tienen que soportar tanto los profesionales de la justicia que allí trabajan como los usuarios. 

Habla de la "sensación de asco" que provoca, en "demasiadas ocasiones, no siempre", celebrar los juicios civiles en Marbella, más concretamente en la Sala 4, y sobre todo "los lunes o cuando llueve". 

En concreto, cita el "olor a pis con que algunas, demasiadas, mañanas, me recibe la cripta judicial donde trabajo", explica. 

El juez es muy contundente en sus opiniones y define la sede de Arias de Velasco como un "retrete gigante y contaminado" y pide que le saquen de esa "pocilga judicial".

"Tengo el bulbo olfatorio y el cerebelo reventados ya de tanto y tan podrido analito urinario", señala el magistrado. 

En mayo de 2019, la Junta anunció que iba a trasladar estos juzgados, pero nada se ha vuelto a saber desde entonces. 


El texto íntegro de la carta abierta enviada a Marbella24horas es el siguiente:

De juicio y orina

"Deseo recomendar a los compañeros de la Carrera judicial, del mundo del Derecho, de la Política, y por supuesto a todo Ciudadano lector -por aquello de fomentar entre nosotros la colaboración, la solidaridad, la empatía y compasión- la lectura de una tesis doctoral que, navegando por la red, encontré no hace demasiado tiempo, e imperativamente asocié, por su interés indiscutible, con mi trabajo.

Más bien, con las condiciones en que, muy a menudo, desempeño mi trabajo.

Se trata de la tesis “OLOR Y DERECHO”.

Tesis para optar al grado de Doctor en Derecho en régimen de cotutela internacional con la Universidade do Vale do Itajaí (Brasil), presentada por Elizabeth Stella Basto Gómez ante la Universidad de Alicante, a quien desafortunadamente no conozco, pero sin embargo admiro y respeto como a quien más.

Fíjense –extracto algunos de los pasajes más interesantes de su interesante estudio– en que a lo largo de sus casi quinientas páginas la probablemente doctora analiza con rigor y denuedo prospectivo en lo intelectual y sensitivo, uno de los problemas que en mi quehacer diario me aquejan hasta el borde de la desesperación.

El peste a orina.

O a pis.

En la sala de vistas (más bien de olores ).

Mi intención, en este breve artículo, es desgajar de la misma algunas de sus reflexiones y, si soy capaz, conectarlas con la sensación de asco que provoca, en demasiadas ocasiones –hay que decir que no es siempre- celebrar juicios civiles en Marbella. Más concretamente en la Sala 4, que es la que tengo asignada, y más específicamente, los lunes, o cuando llueve.

Afirma la aspirante a doctora que desde que nacemos, los humanos percibimos olores, los asociamos a etapas vitales y los almacenamos en nuestra memoria. Ni que decir tiene que el resto de mi vida uniré mi peregrinaje judicial por la mundialmente famosa y glamourosa Marbella con el gesto retorcido por el olor a pis con que algunas -demasiadas- mañanas, la cripta judicial donde trabajo me recibe.

De nada sirve la toga, salvo que la perfume.

Pero vean que interesante: mi inspiradora en el día de hoy escribe que las personas se ven afectadas por los olores (buenos o malos) y sufren alteraciones físicas y psicológicas que dependerán del umbral de olor al que se ven expuestos durante un tiempo continuado, y que serán diferentes a las alteraciones que produce un impacto odorífero puntual, manteniendo con rotundidad que los científicos están de acuerdo en que el olor activa múltiples relaciones en el cerebro, ilustrando semejante afirmación con un cuadro surrealista del pintor René Magritte. La imagen de este cuadro, La Bonne Aventure, que ruego sea visualizada para comprenderme, es una nariz. Es un retrato del pintor que refleja su propia representación cerebral del mundo exterior.

Tal es la representación que tengo de las horas en que me subordino legalmente a un régimen de prestación de apestosos servicios judiciales junto a la otra víctima permanente ( funcionario de auxilio judicial ), debiendo poner de manifiesto que no somos los únicos perjudicados, sino que, junto con nosotros, pacientes letrados y procuradores asimismo reciben idéntico hachazo olfativo, transitorio en su caso, alargado en el nuestro.

Efectivamente, y es lo que quiero decir, el olor es el paseo de los sentidos por los recuerdos, y, situado imaginariamente en un plano existencial futuro, me recreo en lo que será un imborrablemente letal recuerdo de los juzgados de Arias de Velasco como un retrete gigante y contaminado.

Los siguientes versos son de Baudelaire:
“Como ecos extensos, confundidos, lejanos,
desde una unidad tenebrosa y profunda,
amplia como la noche y como la claridad
colores y perfumes y sones se responden.
Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,
dulces como el oboe, verdes como los prados.
Pero hay otros corruptos, opulentos, triunfantes,
infinitas materias, de expandirse capaces,
como ámbar, almizcle, benjuí e incienso,
coreutas de los éxtasis del sentido, del alma”

Y créanme si les digo que, mientras transcurre la primera hora de vistas, es decir, la que ha de agotarse para que la pituitaria se adapte, emerge en mi conciencia una escena obviamente irreal, en la que convergen centenares de ángeles sucios, demacrados, descuidados y sudorosos, cantando sin compás para mi sufrido compañero y para este humilde juez la peor versión de una canción muy actual de Rosalía: “Malamente”.

Mal, muy mal, muy mal, muy mal, muy mal (mira) (huele)

Pues eso, malamente nos va a los jueces en Marbella cuando, tantas veces, en lugar de escuchar, debemos esforzarnos en no oler. Esto es, que la atención se abstraiga de parte de los sentidos en tanto se adhiera a otros. ¿Es esto posible ante estímulos tan ingratos?

Por aquello de dotar de una nota mínimamente científica a mis compartidos apuntes biográficos, seguramente intrascendentes desde una perspectiva ajena al mundo judicial, debo decir que los contaminantes atmosféricos ( en mi caso provenientes por expansión incontenible de hediondas alcantarillas, canaletas y tuberías circundantes ) se clasifican normalmente en: partículas en suspensión (polvo, nieblas, humos), contaminantes gaseosos (gases y vapores) y olores; que los olores se materializan en la molécula del olor, y que en el momento en que una molécula olfativa entra por la nariz, se conecta a una neurona especialmente diseñada para reconocerla. En particular, sépase que el epitelio olfatorio tiene una superficie de 5 a 10 cm2 y está localizado en la cara inferior de la lámina cribosa, la cara interna de los cornetes superiores y la parte superior del tabique. En esta región se localiza el epitelio sensorial o epitelio olfatorio, cubierto por moco.

Así lo explican, entre otros, Axel y Buck, en el contexto de su altamente recomendable ( también ) estudio sobre el olfato de 1991, por el que fueron distinguidos con el premio Nobel de Medicina en 2004.

Voy terminando. Debo confesar que el hedor no es constante, y que no equivale al de la flor cadáver “Rafflesia Arnoldii”, planta euforbiácea parásita del género Rafflesia, que se encuentra en los bosques húmedos de Indonesia, sobre todo en Sumatra y Borneo, y en las selvas del sudeste asiático. No, no es igual, pero esto es Justicia, y no un bosque de aromas irrespirables del que haya de huir. Mi juzgado no está en el sudeste asiático. ¿O sí?

Definible el olor como “impresión que los efluvios producen en el olfato” (RAE), o más técnicamente como “la propiedad organoléptica perceptible por el órgano olfativo cuando inspira sustancias volátiles” ( norma UNE-EN 13725), lo que persigo compartir con el seguro paciente lector que hasta ahora me acompaña es que la peste que en ocasiones me agrede, esto es, la desagradable sensación que se registra en mi cerebro mediante la transmisión, a través del nervio olfativo, de la presencia de las sustancias olorosas presentes en la sala de vistas, estimulando diabólicamente la mucosa nasal de que aún soy precario poseedor, es posible y real porque la sustancia olorosa, el analito, se disuelve en el líquido de mi castigada mucosa, que reside en la nariz.

Acabo con mi alocución científica. Para el que no lo sepa, la cavidad nasal presenta tres zonas que son el vestíbulo (parte más anterior e inferior de la nariz y está tapizada por piel), la llamada región respiratoria (que se continúa con el vestíbulo, se comunica con la nasofaringe y está tapizada por una membrana mucosa de tipo respiratorio), y la región olfatoria ( que se ubica en el cornete superior y tercio superior del tabique nasal, a la que llegan filetes nerviosos que atraviesan los orificios de un hueso llamado etmoides).

Este conjunto origina el nervio olfatorio, que alcanza el llamado bulbo olfatorio y se continúa con las llamadas cintillas olfatorias, cuyas fibras llevan los estímulos al cerebro y cerebelo.

Pues aquí está la base científica de mi reivindicación:

Tengo el bulbo olfatorio y el cerebelo reventados ya de tanto y tan podrido analito urinario.

Sirva la presente y acaso indecorosa revelación a mis compañeros y compañeras profesionales, al comprometido ciudadano lector, como pretendido gesto de homenaje y agradecimiento a la doctora que redactó la tesis a que aludo al comienzo de esta breve ensoñación literaria, pero, ante todo, como implorante y desesperado suplico para quienes tienen en sus manos - porque tienen el dinero - el poder – el perfume- de sacarme de la pocilga judicial en que trabajo.


Miguel del Castillo del Olmo. Magistrado de Marbella.

COMENTARIOS
Comentarios ( 4 )     Página 1 de 1
Comentario + valorado
Personal inepto
11/02/2020 - 00:30H
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�Comentario deficiente!
0
La mayor parte del personal son unos ineptos desconocedores de los más mínimos detalles de la gestión administrativa. Ni siquiera tienen formularios electrónicos para rellenar los escasos modelos de escritos diferentes que hacen y en rellenar una simple plantilla tardan horas por no saber ni siquiera copiar y pegar los datos. Esto interesa tenerlo así para favorecer y mantener la corrupción. Tenemos al ladrón de vigilante, y así nos va, los políticos no se contentan con nombrar a los jueces de los Tribunales de máximo rango, sino que además haciendo que no funcionen los juzgados escapan los delitos de fraude y corrupción más complejos para los que no se cuenta con recursos. Todo el día ocupados con causas ridículas y delitos de reincidentes que no cumplen condena. PENA DE PAÍS
Aparcamientos
12/02/2020 - 16:23H
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�Comentario deficiente!
-2
Señoria esas molestias las pasamos todos o incluso peor que los privilegiados del juzgado por una vez podria asomarse usted y sus compis De miraflores y ver como aparcan ilegalmente en una via principal con el visto bueno parece que de todos incluso del civil de la puerta que no se ni para que esta
Manuel
10/02/2020 - 12:52H
3
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�Comentario deficiente!
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Efectivamente, es una vergüenza que no se pueda pedir cita online, como pasa en Estepona, para realizar un trámite de nacionalidad... y en cambio, tienen a gente esperando toda la noche para poder coger uno de los 24 números. No es del siglo XXI, la verdad... Más bien parece que deseen que alguno se arrepienta y no la solicite.
Un usuaria
10/02/2020 - 08:26H
5
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�Comentario deficiente!
-4
Y las esperas para poder ser atendido para poder hacer una jura o poder confirmar que tiene la nacionalidad aprobada por que no hay personal esto es una vergüenza donde esta la alcaldesa no desde 1 día antes con sus madre para poder conseguir 1 número por que solo se reparte 24 hasta cuando ya todo esto donde estas la mejoría
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