Con gritos de "siempre fuerte" y muchas personas haciendo su característico gesto con el brazo, pero sobre todo con muchos, muchos aplausos, ha sido despedido esta triste tarde domingo Pablo Ráez en su tierra, Marbella.
Una ciudad que llora desde el sábado la muerte del joven deportista que se convirtió en todo un símbolo de la lucha contra la leucemia y que logró una gran movilización en toda España a favor de la donación de médula ósea.
A las 16:53 horas llegaba el coche fúnebre a la plaza de la Iglesia de Marbella y en una de las coronas se podía leer el lema "Siempre Fuerte". Un grupo de amigos han cargado el féretro hasta el interior de un templo que ya estaba lleno.
En un lateral, las autoridades, con el alcalde, José Bernal, y otros miembros del equipo de gobierno, y también del Partido Popular, con la senadora Ángeles Muñoz a la cabeza.
También ha estado Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, ciudad en la que se van a celebrar este verano los Juegos Mundiales para Trasplantados, de los que Pablo Ráez iba a ser el abanderado del equipo español.
Mucha presencia también del Cuerpo de Bomberos de Marbella, donde trabaja su padre, y cuyos miembros estaban especialmente costernados.
Ceremonia
Ha oficiado el funeral el párroco de la iglesia de la Encarnación y arcipreste de Marbella-Estepona, José López Solórzano, quien ha reconocido que le era "difícil hilvanar algunas palabras".
"Ayer le decía a Esther, la hermana de Pablo, que yo no podía hacer este entierro, no sabía cómo enterrarlo, me gustaría estar llorando con la familia", ha señalado en su homilía.
Y recordó alguno de sus últimos encuentros con el joven marbellí, que en abril cumpliría 21 años. "Le pregunté qué quería decir aquello de que no le había pedido nada a Dios, y me respondió que Dios no tenía sangre, mi médula, y que lo que le estaba dando era paciencia y fuerza", explicó.
"Pablo creía que podía cambiar el mundo y ha dejado su huella, lo ha hecho bien y debemos darle las gracias por ello", señaló el párroco.
"Dios no tiene médula pero nosotros sí y somos los que la podemos dar, Pablo ha hecho todo lo que tenía que hacer y ahora nos toca a nosotros", concluyó como mensaje a favor de la donación para que perdure el mensaje por el que luchó el joven marbellí.
Tras la ceremonia, se trasladó el ataud de nuevo al vehículo que esperaba fuera enmedio de una largo y prolongado aplauso, que continuó mientras el choque abandonaba la plaza de la Iglesia. Los restos mortales serán incinerados.
Este próximo martes día 28 tendrá lugar en el teatro municipal la entrega de las Medallas de la Ciudad, una de las cuales es para Pablo Ráez, en un acto que se aplazó pero que finalmente se llevará a cabo por expreso deseo de la familia y que será un homenaje para el marbellí.
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